Álex Aguinaga informará su decisión el próximo 9 de enero.

Su último partido con la selección ecuatoriana de fútbol fue el 13 de julio pasado, en Piura, contra México, en la Copa América de Perú 2004.

Luego, con el cambio de cuerpo técnico llegó la primera convocatoria del entrenador colombiano Luis Fernando Suárez y Álex Aguinaga no estuvo en ella.

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El volante ibarreño consideró que era la hora de dar un paso al costado y dijo adiós a la Tricolor. Resolvió enfocar todas sus energías en cumplir una buena campaña en la Liga de Quito, su club.

Finalizó el 2004 y Aguinaga estima que cumplió su meta personal en la institución alba. Ha recibido elogios y homenajes por su desempeño. Pero no cambió de opinión sobre su alejamiento del equipo nacional. “No pienso más en la selección. Creo que fue la mejor manera de irme”.

A sus 36 años de edad, Álex Aguinaga dice que debe tomar otra decisión importante en su vida: seguir o no en el fútbol.

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Aunque su deseo de mantenerse en las canchas está intacto, todo dependerá exclusivamente de una conversación con su familia, radicada en México: su esposa, María Sol Sánchez, y sus hijos Álex, Cristiani y María Sol.

El Güero partió al país azteca a pasar las festividades navideñas, pero advirtió que a su retorno a Ecuador, el 9 de enero, le dará una respuesta a la directiva de Liga: se retira o no del balompié activo.

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Durante las celebraciones de diciembre “mi destino es pasar muy cerca de mi familia. Después ellos me empujarán para seguir en el fútbol, o me retendrán junto a ellos y con gusto lo aceptaré”.

Su familia es el principal dilema del Güero. Este año, por primera vez en 16 años de matrimonio, se separó de los suyos para jugar en Liga. Vino solo a Ecuador para no  interrumpir la vida cotidiana de su esposa e hijos, y básicamente los estudios de los últimos.

“Salir de mi casa, dejar a mi esposa e hijos eso fue muy duro, lo más complejo de este año. Nunca lo había hecho en los 16 años de casado”.

Veinte años en el fútbol y “no sé cuántos más”, dice Aguinaga. Pero él no descarta la posibilidad de terminar su carrera en Ecuador, en el 2005. Quizá en el D. Quito, porque “soy hincha del Quito y jugué allí cinco años”.

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