“Recuerdo que lo más importante para los jóvenes de mi época era ponerse la camiseta del equipo de su predilección. Cuando era pequeño le decía a mi hermano mayor (Miguel) que algún día yo jugaría en Emelec.
Cumplí con lo dicho: fui titular fijo desde 1955 hasta 1962”, señala Raúl el Chino Argüello, recordado zaguero del balompié guayaquileño y nacional.

El Chino se inició en el equipo del colegio en que estudiaba, el Instituto Nacional. Luego llegó a las divisiones menores de Emelec, donde quería actuar “así no me pagaran. Esa camiseta es mi orgullo”, dijo.

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En el tiempo que estuvo en el conjunto eléctrico fue convocado varias ocasiones a la selección del Ecuador. La primera fue en el Sudamericano Juvenil de Caracas, Venezuela; la segunda para la Copa América de Lima, Perú, en 1957; después fue llamado para la Copa América de 1959 (edición extraordinaria), en Guayaquil, y por último, para la eliminatoria rumbo al Mundial de Chile 1962, para los dos encuentros que se disputaron contra el combinado de Argentina. En trece oportunidades se puso Argüello la divisa tricolor.

Han pasado 42 años, pero al Chino todavía le duele no haber jugado la primera Copa Libertadores en que participó Emelec, en 1962, debido a una doble fractura de tibia y peroné en la pierna derecha. Sin embargo, sí estuvo un año antes en la Copa con Barcelona, como refuerzo, compartiendo la zaga con Vicente Lecaro y Luciano Macías.

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“Lo que no olvidaré son los títulos de campeón nacional que gané con Emelec, en 1957 y 1961”, dice Argüello, con satisfacción.  También logró los títulos de Guayaquil en 1956 y 1957, con los millonarios.

“Dominar la posición en que jugué se me hizo difícil al principio. Era muy joven, me iniciaba en el fútbol profesional y debía marcar a futbolistas como Enrique Pajarito Cantos, Clímaco Cañarte y Sigifredo Chuchuca, que eran muy complicados”, rememora el Chino.

En 1962 se desvinculó de filas del Emelec y pasó al Nueve de Octubre, equipo en el que jugó hasta 1964, cuando se retiró del fútbol.

Actualmente tiene seis años de jubilado. Contrajo matrimonio con Rosa Arias, hace 44 años. Tiene cuatro hijas: Rocío, Lorena, Rossana y María del Carmen, las que le han dado 11 nietos, todos barcelonistas. “Ellos no saben de fútbol”, comenta riendo Argüello.

“Cada época tiene lo suyo. El fútbol actual perdió belleza por los sistemas defensivos. A la gente le gustan los goles”, dice Argüello, paradójicamente ex defensa.