Seco de chivo, seco de gallina, arroz con menestra y carne, cebiche de camarón, encebollado de pescado son algunos platillos que venden en camiones.

Sobre la calle 40 y Warren, a un costado de la estación Junction del Tren N. 7, en Queens, New York, se aparcan cinco puestos de comidas típicas ecuatorianas: serranas y costeñas. De ellos, los más grandes y de mayor demanda, son los de la Costa.

La Costeñita y El Guayaquileño, son camiones de comida o food trucos que venden con éxito –aseguran los dueños sin precisar cifras– encebollado de pescado, cebiche de camarón, arroz con menestra y carne asada, seco de chivo y gallina, caldo de salchicha, guatita, bandera, corvina, bollo, empanadas de verde y quaker, por precios que van de 6 a 10 dólares.

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Uno de los clientes fijos de Virginia Colón, dueña de La Costeñita, es Alan Johnson, guayaquileño residente de Nueva York por más de cinco años. Su visita es fija cada sábado, al mediodía, porque “la sazón de la doña siempre es buena”, comenta mientras recibe su caldo de salchicha en un recipiente de plástico con una cuchara desechable.

Johnson, trabajador de asbesto, nunca va solo. Con su vecino colombiano Fabio Molano, del barrio Middle Village, en Queens, a 25 minutos del sitio de las comidas, van al menos cada 15 días. “Yo me dejé influenciar por Alan y otros de mis empleados y ahora me encanta esta comida”, asegura el bogotano sosteniendo su corvina con arroz y guatita.

“Ya sabe, aunque la comida es buena acá, yo aún extraño los sándwiches de pernil de Urdesa”, comenta Johnson.

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Como este dúo, Virginia Colón, oriunda de El Triunfo, tiene a cientos de clientes que encuentran su local siempre abierto, de lunes a domingo, de 06h00 a 23h00.
“Consumen hasta ocho ollas de arroz” menciona ella en su intento de cuantificar lo que vende.

Su nivel de ventas convenció a los bancos que financiaron el nuevo local del restaurante La Costeñita, que abrirá en unos días, en la 94-01 de la avenida 37, en el mismo condado de Queens. “Allá tengo a mis dos cocineros costeños que me traen la comida al truck. Ahora voy a atender allá con 11 mesas, pero el camión no lo dejo”, asegura.

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Dos puestos más allá, está la minipicantería El Guayaquileño. Dentro del camión metálico está Jaime Burbano, propietario, y cinco miembros de su familia: papá, hermana, tía, tío y prima, todos uniformados con una camiseta y gorras “amarillo Barcelona”, como la describen, bordadas con el nombre del local.

Su experiencia de cinco años en una de las carretas de la Alborada le sirvió para trabajar por más de 14 años en Queens. “Vendo bastante”, cuenta el guayaquileño que atiende de lunes a viernes de 11h00 a 24h00 y los fines de semana, de 06h00 a 24h00.

“El hombre tiene buena mano para cocinar”, dice Ángel Robles, guayaquileño que reparte medicinas en Nueva York y residente por más de 20 años.

Otros locales de comidas típicas en esta cuadra son la Picantería Gualaceñita, Pique y Pase Pepito y una pequeña carreta sin nombre, que se refugia en tres parasoles y que ofrece hornado, carne asada y caldo de salchicha.

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