Al menos 26 evangélicos murieron en dos accidentes registrados en el occidente y costa sur guatemalteca, que enlutó a esta comunidad religiosa, informaron hoy fuentes asistenciales.
 
El más grave de los hechos se registró en las últimas horas del viernes en una carretera del departamento occidental de Quetzaltenango, que dejó 22 muertos y 39 heridos.
 
Un autobús que transportaba a un grupo de evangélicos desde San Pedro Sacatepéques (San Marcos) hacia el departamento sureño de Retalhuleu para una actividad religiosa cayó a un barranco luego de haber chocado con otro vehículo similar de una empresa privada, según los Bomberos y la Cruz Roja.
 
Este siniestro provocó la muerte de diez mujeres, seis hombres y dos niñas de tres y siete años de edad en el lugar, cuyos cuerpos fueron rescatados anoche de entre los hierros retorcidos del autobús por los socorristas.
 
Otros cuatro adultos murieron en un centro asistencial de Retalhuleu, donde también reciben atención otros 19 evangélicos que resultaron con heridas en ese accidente.
 
De acuerdo con los socorristas, otra veintena de pasajeros que viajaban en el autobús que chocó contra el vehículo de los evangélicos resultaron con heridas de consideración.
 
Según los relatos de sobrevivientes, el grupo de evangélicos de la iglesia Príncipe de Paz se dirigía de San Pedro Sacatepéquez (San Marcos) hacia una actividad religiosa en Retalhuleu.
 
"Solo Dios sabe porqué pasó esto, íbamos a una noche de gloria", se lamentó un pastor de la iglesia Príncipe de Paz, Wilfredo Castillo.
 
Mientras, en las costas del puerto de Ocos, en el departamento de San Marcos, otra tragedia enlutó el viernes a los evangélicos.
 
Al menos cuatro miembros de esa Iglesia, tres de ellos menores de edad, murieron ahogados tras participar en una ceremonia de bautismo en la playa, según la Policía Nacional Civil (PNC).
 
Los tres menores y un adulto fueron arrastrados mar adentro por unas olas, y los cuerpos de socorro solo pudieron rescatar el cadáver de Nery Mauricio Marcario, de 16 años de edad.
 
El grupo de evangélicos había llegado al puerto de Ocos, en el Pacífico guatemaltecos, procedente de la aldea San Sebastián para la ceremonia de bautismo cuando ocurrió la tragedia.