Con 15.000 hombres de las Fuerzas Armadas  y Policía colombianas y de oficiales de  seguridad norteamericanos, Cartagena vivió ayer casi un estado de sitio y se convirtió en  verdadero  búnker durante la visita del presidente de EE.UU., George W. Bush, con una vigilancia extendida al aire (todos  los vuelos fueron cancelados durante seis horas) y al mar.