Las tropas estadounidenses alcanzaron ayer el centro de Faluja y controlaban un tercio de la ciudad en su ofensiva contra ese bastión de combatientes islámicos, según fuentes militares de EE.UU., pero  la guerrilla obligó a los soldados de la coalición a retirarse de la ciudad de Ramadi.

El general estadounidense Thomas Metz informó que  diez soldados de EE.UU. y dos militares iraquíes han muerto en la operación y advirtió que la ofensiva durará “varios días más”. Además indicó que los jefes de la rebelión, entre ellos el islamista jordano Abou Moussab Al Zarqawi, probablemente huyeron.

Otros dos militares estadounidenses murieron en un ataque contra una base de la fuerza multinacional en Mosul, en el norte de Iraq,

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El mando militar estadounidense desmintió que uno de sus helicópteros haya sido derribado por fuego enemigo en Faluja, mientras la cadena de televisión qatarí Al Jazeera informó que grupos armados iraquíes se apoderaron de la localidad de Hit, 140 kilómetros al oeste de Bagdad y que combatientes iraquíes tomaron posiciones militares en de Ramadi, ciudad vecina a Hit, tras 24 horas de combates contra los estadounidenses.

El comandante de las fuerzas de EE.UU. en Iraq, general George Casey, ha predicho una difícil batalla urbana.

En Washington, el presidente de EE.UU., George W. Bush, envió un mensaje de apoyo a las fuerzas estadounidenses en Iraq y dijo que “la ofensiva seguirá hasta llevar a la justicia a quienes quieren descarrilar el proceso hacia la democracia en ese país”.

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El Consejo de Ulemas, la institución religiosa sunita más importante de Iraq, acusó ayer al primer ministro interino del país, Iyad Alawi, de cometer un “genocidio” en Faluja y pidió boicotear las elecciones de enero del 2005.

El Partido Islámico (sunita) decidió retirarse del gobierno en protesta por la ofensiva.

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El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) dijo que está “extremadamente preocupado” por la suerte de decenas de miles de iraquíes que han abandonado Faluja.

Desde el lunes por la noche, la ciudad de 300.000  habitantes –más de la mitad de los cuales huyó– es sometida a intensos bombardeos y se ha convertido en una ciudad fantasma, con los accesos sellados, sin electricidad, teléfonos ni agua corriente, y con escasas reservas de combustible. Francotiradores de EE.UU. pueblan azoteas y pisos altos de edificios con orden de disparar a matar a cualquier hombre que parezca armado y tenga entre 15 y 60 años. “Un helicóptero evacuó cuerpos. También he visto algunos niños muertos”, explicó telefónicamente el periodista iraquí Omar Said antes de que se interrupieran las comunicaciones.