Con su familia o separados de ella, los inmigrantes conmemoran hoy el Día de los Difuntos.

Julio Pailacho, de 45 años, aún sigue mentalmente en Ecuador.
Este Día de Difuntos recuerda la visita al cementerio La Puntilla, en La Troncal, que hacía cada 2 de noviembre, donde celebraba la misa al Santísimo, de 10h00 hasta el mediodía.

En Ecuador, su esposa Blanca Méndez y sus  hijos José Luis (14), Julio (8) y Nube (6) realizan por primera vez en 17 años de matrimonio las compras para la colada morada sin él, pues su viaje a Estados Unidos ocurrió hace cuatro meses. Luego de asistir a la misa del Santísimo, la familia se reúne para recordar a los fallecidos.

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Pailacho espera participar en la reunión desde Nueva York.
“Seguro que me van a llamar por teléfono. Es lógico. Mis suegros primero y luego hablo con toda mi familia. Ellos dijeron que comprarían tarjetas para llamarme y compartir conmigo a la hora del almuerzo”, comenta el inmigrante.

“Yo desde acá voy a recordarles a mis muertitos, así trabaje normalmente. Yo lo hago por amor a los míos y no por seguir la tradición”, dice.

Pailacho vive con su hermano, la esposa de este y sus dos sobrinos, de 12 y 17 años, y trabaja como mecánico. En su país vendió su taller automotriz. “Me va bien, tengo un buen trabajo, pero sí los extraño a todos por allá”.

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Los cuencanos Luis y Martha Carchi, en cambio, meditan juntos el Día de los Muertos, por séptimo año consecutivo, luego de trece años de separación. “Él (Luis) se vino primero, se hizo ciudadano americano y luego me pidió a mí”, cuenta la  esposa.

El 2 de noviembre, los Carchi tienen programada una pequeña reunión en la casa de su sobrino Alfredo, a partir de las 18h00, en Queens. Martha es la encargada de poner la sazón al pernil horneado en la merienda de una docena de familiares. “Yo les cocino, pero ellos me compran todos los ingredientes”, refiere.

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Después de la cena vienen las oraciones. “Aquí como no podemos ir al cementerio, porque todos están enterrados en Ecuador, los pensamos y recordamos rezándoles. Recordamos sus anécdotas y su influencia en nuestras vidas”.

Pese a que Luis es ciudadano estadounidense y participa hoy en las elecciones para presidente de Estados Unidos, votando por George W. Bush, no seguirá los resultados por respeto a los finados. “Yo creo que él lo está haciendo bien. Yo me siento protegido en su gestión y la situación acá es muy buena”.

Jorge Hernández, también recuerda el Día de Difuntos con mucho respeto, aunque no participa de las elecciones por su condición de residente estadounidense hace más de quince años. “Yo no creo en eso de tener dos banderas. Yo me aferro solamente a la tricolor y a las tradiciones”.

Desafortunadamente, su trabajo como albañil –de 07h30 a 16h00– no le permite ir a la iglesia en Montauk, Long Island, donde reside, para rezar por las almas de sus familiares. Por ello, regresará lo antes posible para hacerlo en su casa, por su suegro y por su prima, y reflexionar que un día él también morirá.

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Hernández aún está impresionado con su última visita a Ecuador, en diciembre pasado, después de quince años de ausencia. “Me encontré con un país más avanzado, pero con muchos familiares muertos. Los visité en Cumbe, donde están enterrados, pero fue muy doloroso”.