Los 25 jefes de Estado de la Unión Europea (UE) firmaron ayer la Constitución europea en el Campidoglio, la alcaldía de la ciudad de Roma, en la misma sala donde “nació” el bloque de países europeos en 1957.

El documento, cuyo objetivo principal es lograr una UE más eficiente, con un presidente y un ministro de Relaciones Exteriores propio, reduce el poder de los países miembros para bloquear algunas leyes, lo cual ha generado polémica y rechazo en varias naciones.

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Aunque la Constitución haya sido firmada por los líderes de la UE, el texto debe ser aprobado por cada país antes de entrar en vigencia.

Para ratificar el tratado, los gobiernos europeos pueden elegir realizar un referendo o un voto parlamentario.

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Por lo menos nueve países –Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Portugal, la República Checa y Gran Bretaña– se han decidido por el mecanismo del referendo.

El país que no acepte la Constitución podría celebrar un segundo referendo para intentar conseguir un “sí” o dejar la Unión Europea.