Hasta el momento se han levantado 180 metros lineales de calle, para cambiar tuberías de aguas servidas.

El martillar de los cinceles contra las rocas no cesa a lo largo de la calle Numa Pompilio Llona, en el tradicional barrio Las Peñas de Guayaquil.

Allí, quince obreros de la constructora Conciva y 30 de la empresa de restauración Cemant arquitectura, intervienen desde el pasado 20 de septiembre los 390 metros lineales de vía. Los primeros, para sustituir la red de provisión de agua potable y conducción de aguas servidas; y, los segundos, para efectuar procesos de conservación de la piedra de la calzada y reintegrar las aceras y bordillos que existían en el año 1920.

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Según Guillermo Suaya, director de proyectos de la Fundación Malecón 2000, a cargo de los trabajos, el 50% de las piedras ya ha sido removido para someterlas a una limpieza integral y a trabajos de escuadramiento (reconformación de los bordes). “Hay piedras que por mucho sacarlas y volverlas a poner con cemento han perdido su forma y la idea es recuperar el espíritu original del barrio”.

Desde hace tres semanas, los obreros de Cemant retiran las piedras, numerándolas antes por series -según la ubicación- y colores (blanco, amarillo, azul y rojo).

Una vez levantadas las trasladan en un camión rojo hasta las antiguas bodegas de la Cervecería, donde se les saca la suciedad de la superficie, se retira los pedazos de cemento y se las pule, con la ayuda de un martillo y un cincel.

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Lo hacen de lunes a sábado, de 07h00 a 17h00, en los patios de la compañía y un galpón de 16 metros por 32, en el que también se han agrupado las rocas que quedaron listas.

Los trabajadores deben movilizarlas sobre su hombro para evitar que se rompan. Y, en ciertos casos, es necesario que dos compañeros se unan a la tarea porque, dice Jimmy Criollo, uno de los obreros, cada piedra llega a pesar entre 180 a 190 libras.

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“Se guardan así, en el orden que se sacaron para guiarnos cuando nos toque ponerlas”, agrega Xavier Domínguez, experto en restauración al mando de los trabajos. Según él, hasta ahora se han extraído 5.000 piedras, que equivalen a 180 metros lineales.

La cuenta la lleva -casi exacta- en un cuaderno cuadriculado, donde se dibujan la hilera de rocas, la forma que tienen y el número que existe en cada fila; además, de tener un registro fotográfico de ellas.

Se volverán a colocar sobre un colchón de arena y se pegarán con un mortero calcáreo, un material especial para juntar y pegar.

Suaya agrega que la tarea se desarrollará a medida que se vaya cambiando la red de agua potable, conducción de aguas servidas y se traslade las conexiones aéreas de luz y teléfonos a redes subterráneas.

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Se instalan actualmente encofrados para desagües y cajas de aguas servidas, asevera Eusebio Narváez, jefe de obra de Conciva, tras mencionar las dificultades que han tenido por la vetustez de algunas tuberías.

A la obra se sumará la colocación de hidrantes y la construcción de aceras y bordillos, que se harán con planchas irregulares de piedra caliza o travertino (de color café) para recuperar el aspecto que tenían hace una década.

Lo mismo se hará con la iluminación. Se mantendrán cinco de los faroles gigantes que cuelgan de las casas y se instalarán 17 nuevos postes con diseños originales del barrio, mientras que en las casas se colocarán reflectores.