Japón asistió este martes conmocionado al fatal desenlace de dos presuntos casos de suicidio colectivo, en los que fallecieron nueve jóvenes asfixiados dentro de automóviles en "pactos de muerte" contraídos al parecer por internet.
 
Los dos sucesos ocurrieron anoche en dos lugares diferentes de las cercanías de Tokio: en uno murieron cuatro muchachos y tres chicas juntos en un automóvil, y en el otro eran dos mujeres de 21 y 27 años las que perecían dentro de otro vehículo.
 
La pauta en ambos casos fue la misma: los jóvenes encendieron varios braseros portátiles y se envenenaron al aspirar el mortal monóxido de carbono que desprendió la combustión del carbón quemado dentro de los vehículos cerrados.
 
Los noticieros de televisión japoneses abrieron con estos sucesos, pues hace justo tres semanas se produjo un caso muy similar en el que murieron otros cuatro jóvenes, también asfixiados en un coche con el gas desprendido de varios braseros.
 
La policía indicó este martes sus sospechas de que los jóvenes hubieran acordado por internet suicidarse juntos.
 
Estos casos han levantado la alarma incluso en un país como Japón, donde el suicidio de adolescentes y jóvenes, presionados por la soledad y un ambiente social competitivo al que no pueden adaptarse, está al orden del día.
 
El primer suceso del que informó hoy la policía ocurrió en un aparcamiento de un complejo de montaña de Minano, localidad de la provincia de Saitama y próxima a Tokio.
 
El hallazgo se produjo a primera hora de la mañana, en una zona boscosa que la policía estaba rastreando en busca de un grupo de siete jóvenes, después de que uno de ellos enviara anoche un correo electrónico a un amigo en el que le comunicaba su intención de acabar con su vida.
 
Los agentes se toparon con una trágica escena: en el interior de un automóvil tipo ranchera alquilado en Tokio se encontraban los cadáveres de cuatro chicos y tres muchachas, junto a cuatro braseros de carbón aún humeantes.
 
Los policías encontraron notas caligrafiadas en las que los jóvenes, adolescentes y veinteañeros, explicaban las razones de su suicidio.
 
En el segundo caso de presunto suicidio comunicado hoy y ocurrido también en la víspera, dos mujeres, de 27 y 21 años, aparentemente acabaron con su vida con el mismo método.
 
Este suceso tuvo lugar en Yokosuka, localidad de la provincia de Kanagawa, al sur de Tokio, según informó Kyodo citando fuentes de la policía.
 
Las dos mujeres fueron halladas muertas en un automóvil, también alquilado, en cuyo interior se consumían los restos de carbón de dos hornillos o braseros portátiles.
 
En ninguno de los dos casos se encontraron huellas de violencia que indujeran a pensar en asesinatos, dijo la policía.
 
Hace justo tres semanas, otros cuatro jóvenes se suicidaron con braseros similares en un automóvil estacionado a cinco kilómetros del aparcamiento de los montes de Minano, donde apareció hoy el vehículo con los siete chicos y chicas muertos.
 
Según la cadena de televisión NHK, los investigadores siguen la pista de las llamadas "páginas de suicidas" en internet, que podrían estar tras estas muertes.
 
En estas páginas, los internautas buscan a otros candidatos al suicidio para poner fin a su existencia "en compañía".
 
También se ofrecen recomendaciones, como el uso de los braseros en lugares cerrados, a fin de acometer "con éxito" su objetivo mortal.
 
Aunque las autoridades se han planteado cerrar esas páginas, sus autores argumentan que prestan su ayuda al creciente número de personas que se sienten solas en Japón.
 
Datos de la policía muestran que entre enero de 2003 y junio de 2004 al menos 45 personas cometieron suicidios en grupo después de haberse conocido por internet.
 
No obstante, este último caso de Saitama, con siete víctimas, parece ser el mayor suicidio colectivo hasta ahora registrado en este país.
 
Según un informe policial, en 2003 hubo 34.427 suicidios, es decir, un 7,1 por ciento más que el año anterior, la peor cifra desde que en 1978 se inició esta recopilación estadística.
 
Los mayores de 50 años continuaron siendo el grupo social más proclive al suicidio, el 60 por ciento, aunque el mayor incremento se detectó el año pasado entre los adolescentes de menos de 20 años, ya que creció un 22,1 por ciento sobre los datos de 2002.
 
En 2003, se quitaron la vida 83 estudiantes de bachillerato superior y diez escolares de primaria, la mayor parte usuarios habituales de internet.