La selección de Argentina le dio este sábado una lección de fútbol a Uruguay, al que batió 4-2 en un atractivo clásico del Río de la Plata que le permitió saltar transitoriamente al liderazgo de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Alemania 2006.
 
Los goles marcados por Luis Lucho González (6), Luciano Figueroa (32 y 54) y Javier Zanetti (45), asociados a los pases de distinción de Juan Román Riquelme despertaron oles y fiesta en las tribunas, colmadas con 45.000 espectadores en el estadio Monumental.
 
Cristian Rodríguez (63) con un remate rasante señaló el descuento para Uruguay, relegado en el séptimo puesto con 10 unidades.
 
El delantero uruguayo Javier Chavantón (87) puso un resultado decoroso sobre la hora con un tiro penal, que debió ejecutar dos veces pues el primer tiro fue atajado por el arquero Roberto Abbondanzieri, que se adelantó.
 
Los argentinos saltaron a la primera ubicación con 18 puntos, pero todavía debía disputarse el encuentro de Brasil, que suma 16 unidades, contra Venezuela, en el marco de la novena fecha del premundial.
 
La escuadra celeste, esta vez ataviada con camiseta roja, había desplegado un dispositivo de presión, el pressing como le dicen en inglés, para ahogar cada movimiento albiceleste, en el origen y en la recepción.
 
La línea defensiva de tres hombres organizada por Uruguay, con Joe Bizera como central, escoltado por Alejandro Lembo y Darío Rodríguez, había logrado deglutirse a Javier Saviola y a Luciano Figueroa, los dos punta de lanza locales. Pero lo que se había planificado obesivamente en los pizarrones se derrumbó como un castillo de naipes cuando apareció por sorpresa Juan Pablo Juampi Sorín y desequilibró el flanco derecho de la defensa oriental, cuyo cancerbero  era Lembo, y le sirvió en bandeja un fácil gol a González, otro que se había desprendido de las marcas.
 
Pero quien le ponía velocidad y cambio de ritmo a la ofensiva gaucha era Saviola, quien se entendió de maravillas con el volante de Villarreal de España, tanto como con el talentoso González.
 
Unos 7.000 uruguayos que alentaban a voz en cuello sin pausa a los charrúas se llamaron a silencio después de la conquista de Figueroa, quien empujó al fondo del arco una brillante pieza de orfebrería que construyeron González, Riquelme y Saviola.
 
En la tribuna quedaban como testimonio las decenas de banderas del Frente Amplio, agrupación favorita para ganar las próximas elecciones presidenciales en Uruguay, mientras la fiesta se instalaba en las graderías locales, donde tronó por primera vez el cántico de "Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José".
 
"Riqueeeeelme, Riqueeeelme", coreaban los hinchas, después de los dos pases-gol de distinción dados por el ex volante de Boca a Zanetti y Figueroa para el tercer y cuarto gol.
 
Con cuatro goles de diferencia, Argentina levantó el pie del acelerador, actitud que coincidió con la entrada de Diego Forlán, quien fue el abanderado  de un golpe de timón en su equipo, lanzado a las barbas de Abbondanzieri.