Las denuncias sobre maltratos a bordo del buque norteamericano USS Curts FFG-38, fue la principal novedad que dieron a conocer algunos de los 82 emigrantes que arribaron la mañana de ayer a este puerto a bordo del guardacostas de la Armada del Ecuador, 9 de Octubre.

En la cubierta de la  nave, los frustrados viajeros (49 hombres, 26 mujeres y 7 menores) no se ocultaron como en otras ocasiones y más bien decenas de ellos buscaron a los periodistas para quejarse por los supuestos maltratos recibidos desde la noche del lunes pasado, cuando los marinos norteamericanos abordaron el barco pesquero Katia Tatiana, a 240 millas al noreste de las islas Galápagos.

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Édgar Íñiguez, un chofer de buses urbanos de 34 años y oriundo de Cuenca, se veía interesado de que se conozcan los hechos.

Íñiguez, quien pensaba llegar a Nueva York para trabajar con unos amigos, relató el caso de Ítalo Zambrano, un agricultor de El Triunfo, en el Guayas, quien recibió golpes con un fierro.

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“Lo golpearon porque no podía subir rápido, ni siquiera se condolieron por su condición de minusválido”, dijo refiriéndose a la pierna izquierda de Zambrano que había sido víctima de la polio.

Manuel Lala, de la provincia del Cañar, e identificado con el número 92898, según la cinta verde en su muñeca derecha, también reaccionó señalando que había sido remecido de los cabellos solo porque se movió un poco en la cubierta del USS Curts, donde lo habían sentado.

Fanny Maldonado, una cuencana de 30 años, se quejó de haber sido esposada por los marinos norteamericanos. “No tenían por qué hacerlo”, manifestó.

Íñiguez también dijo que tenían sospechas de que los estadounidenses habían hecho algo en el casco del barco pesquero para que se hundiera. “Cuando nos sacaron el barco estaba bueno, pero al otro día (martes) vimos de lejos que empezaba a hundirse”, dijo.

El jefe de prensa de la misión diplomática de Estados Unidos en Ecuador, Glenn Warren, manifestó que  la Embajada  solicitará una investigación para conocer más detalles  de lo ocurrido.

“Es la primera vez que ocurre un problema de esta índole, nosotros respetamos  los derechos humanos y tenemos una política humanitaria que más bien ha salvado miles de vidas que han estado en peligro en alta mar”, dijo.