Es irónico que en un país en el que la Policía carece de armamento, leo con sorpresa en la prensa que el Ejército ecuatoriano va a incinerar 2.537 armas, de las cuales 1.043 son revólveres, 212 pistolas y el resto entre carabinas y otras, lo cual me asombra.
Me pregunto entonces, ¿por qué nos damos el lujo de destruir armas que bien pueden ser utilizadas para el control de la delincuencia?
Xavier E. Coello J.
El Guabo