Augusto Poroso dice que se acostumbró a estar  en la liguilla.

Con una ligera sonrisa trata de contener el coraje que aún dice sentir por la amargura de la derrota (3-2) de Emelec ante Barcelona, en el clásico del pasado miércoles. Ese día Moisés Candelario lloró después del partido, por la impotencia.

Impotencia que experimentó al ver cómo su equipo cayó en cuestión de minutos luego de haber empapado la camiseta azul por la transpiración, equivalente al esfuerzo por continuar en lucha por clasificar a la liguilla final del campeonato nacional.

Publicidad

La sinceridad del volante eléctrico brota en cada frase, no desterra de su mente la posibilidad de que Emelec acceda a la final del torneo. “No estamos fuera de pelea, aún podemos luchar”, indicó la tarde del pasado viernes, después del entrenamiento del cual no participó por la acumulación de tarjetas amarillas que lo dejan al margen del encuentro de hoy con El Nacional.

Y es que el camerino del estadio Capwell fue el escenario de sentimientos extraños para los futbolistas eléctricos que no asimilaron la derrota y la posibilidad de quedar sin trabajo por cuatro meses.

“Es que nos acostumbramos a ganar, a jugar la liguilla y ahora todo es distinto y difícil”, explicó Augusto Poroso, quien además dijo que es la primera vez que pasa por su cabeza ver la definición del título sin su equipo, Emelec.

Publicidad

La parte económica es secundaria para Candela, y le da un valor significativo a la remota opción de llegar a la etapa decisiva del torneo local.

“Esto pasa por el orgullo que debes tener como futbolista, las ganas que sacas para ganar a tu rival de siempre, y más aún cuando tienes la obligación de clasificar a una liguilla, por ti, por tus compañeros, por los hinchas”, expresó.

Publicidad

Si los eléctricos no consiguen llegar a la liguilla final del torneo, jugadores como Rorys Aragón, Richard Borja, Pavel Caicedo, Moisés Cuero, Carlos Quiñónez, Daniel Viteri, Wellington Sánchez, Poroso y Candelario, entre otros, que han sido bicampeones con Emelec, experimentarán una situación complicada al quedarse sin trabajo.

“A mí me afectó mucho, había soñado con una victoria en el clásico, pero no hay que lamentarse más, desde ahora respaldaré a mis compañeros para que ganemos los últimos cinco partidos”, comentó muy optimista Candelario.

Paradójicamente la última vez que lloró el volante eléctrico fue el pasado 28 de julio, cuando perdió 2-0 ante los amarillos, pero esa ocasión fue en el Monumental.

“A pesar de que la gente piensa que soy bravo, temperamental, también tengo sentimientos y quiero a mi equipo”, finalizó el capitán azul.

Publicidad