Para facilitar la estadía de los turistas en esta zona, la empresa privada construyó un nuevo muelle.
La amplia y tranquila desembocadura del río Chone, en el estuario de Bahía de Caráquez, es desde este año un nuevo nicho o destino turístico para los veleristas que navegan por el océano Pacífico.
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Las visitas de estas frágiles embarcaciones aumentó en los últimos meses por lo que fue necesaria la construcción de un muelle privado, al frente de la Capitanía del Puerto, que se usa exclusivamente como desembarcadero para los visitantes extranjeros.
Darío Proaño-Leroux, dueño de la operadora turística Guacamayo Tours, es uno de los empresarios más contentos porque así se va a consolidar una nueva corriente turística para la provincia.
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“Esto es bueno para la imagen de la ciudad y por los ingresos que se obtendrán durante todo el año”, dijo.
Según Proaño-Leroux, el arribo de los veleros ha crecido de manera sorprendente, porque entre ellos se pasan la información de que Bahía de Caráquez es un balneario seguro, pacífico y con innumerables atractivos para los visitantes.
Para los empresarios turísticos el responsable de este éxito turístico es el estadounidense Gary Swenson, ex piloto de carrera de velocidad, que llegó en su velero hace tres años a Bahía.
Swenson, quien se quedó a vivir en el cantón, es quien hace los contactos con otros veleristas para que visiten esta población y fue el principal impulsor para la construcción del muelle de madera o Puerto Amistad.
Mauro Albán, mecánico, y Patricio Triviño, pescador, dos bahieños que ven todos los días a los veleristas, calificaron a los extranjeros como extraños porque no hablan con nadie y hacen todo, desde comer hasta dormir, en sus propias embarcaciones.
Albán y Triviño dicen que el Municipio no ha informado en qué condiciones entregó el nuevo muelle y parte del malecón que es renovado.
Dos jóvenes canadienses, que solo se identificaron como Alex y Katya, dijeron que desde junio pasado se ganan un dinero extra realizando el mantenimiento y la limpieza a las embarcaciones de sus amigos que llegan al puerto de Bahía.
“La gente es linda y nos gusta mucho las playas”, dijo Katya mientras limpiaba la cubierta del velero Incógnita. Los dos canadienses, que se quedarán en Bahía hasta octubre, informaron que ocupan su tiempo libre para estudiar español en el colegio local La Inmaculada.
Turístico
Tarea
Controlar el ingreso de un promedio de 30 veleros semanales, que arriban desde EE.UU., Canadá, España e Inglaterra, es la tarea que tiene la Capitanía del Puerto de Bahía de Caráquez, informó el suboficial Óscar Antepara.
Chequeo
Luego de reportarse con la autoridad naval, pagar un impuesto por uso de faros y presentar sus pasaportes, los marinos hacen una revisión de la nave para observar que todo esté en regla.
Migración
Finalmente los visitantes son enviados a las oficinas de Migración de la Policía Nacional en Manta, donde se les entregan los permisos por 90 días, con opción de renovarlo por 180 días, para permanecer en el país.