Tres años después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, el jefe de la red terrorista Al Qaeda, Usama ben Laden, a quien se acusa de haber ordenado los atentados en Nueva York y Washington en 2001, sigue en la clandestinidad a pesar de los enormes medios que se han desplegado para hallarlo.
Los funcionarios estadounidenses siguen sosteniendo que su captura podría producirse próximamente, pero los responsables paquistaníes, en primera fila de las investigaciones, han admitido que siguen sin encontrar la pista del jefe de la red Al Qaeda.
"No tenemos ninguna información sobre Ben Laden, nada de nada", afirmó esta semana el ministro paquistaní de la Información Sheij Rashid.
"Es prematuro concluir que las autoridades se han acercado a Bin Laden", dijo por su parte el ministro del Interior de Pakistán Aftab Ahmed Sherpao.
Localizado por primera vez en diciembre de 2001 en las montañas de Tora Bora, en los confines de Afganistán y de la zona tribal paquistaní, Ben Laden ha dado desde entonces señales de vida sólo a través de videos o de grabaciones de audio, de los que es muy difícil saber su fecha de registro y en las que no hay ningún dato geográfico claro.
Las hipótesis más frecuentes dadas por los servicios de inteligencia locales u occidentales han mencionado su presencia probable en la frontera afgano paquistaní, donde dirigió en los años 80 la lucha contra la ocupación soviética en Afganistán.
Del lado afgano de esta frontera particularmente permeable, más de 15.000 soldados estadounidenses patrullan desde hace tres años la zona para buscar al enemigo público número 1, por cuya cabeza ofrecen 25 millones de dólares de recompensa.
Por otra parte, las fuerzas paquistaníes desplazaron, por primera vez en su historia, decenas de miles de soldados en la zona tribal que abarca unos 700 km de largo en la frontera afgana.
Allí, protagonizaron importantes combates, especialmente en marzo pasado, que los opusieron a supuestos miembros de Al Qaeda de origen extranjero, comprobando así que la región servía una vez más de santuario para los combatientes refugiados en Afganistán.
Sin embargo, no había ni una sola huella de Ben Laden y de su lugarteniente egipcio Ayman al-Zawahiri, a pesar de rumores en ese sentido que aparecieron persistentemente en los medios.
Con su físico tan particular, "¿cómo podría Ben Laden esconderse en la zona tribal, un territorio desolado, del tamaño de Bélgica y rastreado por las fuerzas de seguridad paquistaníes?", se preguntaba un diplomático occidental en Islamabad.
Otras hipótesis mencionan su presencia en las altas montañas de Cachemira, en el extremo norte de Pakistán, donde podría contar con la complicidad de islamistas que luchan contra la presencia india en la región.
También podría encontrarse en la desértica tierra del "Triángulo del Diablo", en los confines de las fronteras paquistaní, afgana e iraní, donde están las rebeldes tribus baluchas.
Incluso, puede que esté en una gran ciudad de Pakistán, resguardado en uno de los numerosos seminarios coránicos, por donde han pasado una cantidad importante de combatientes islamistas que se preparan para la "Yihad" (Guerra Santa) contra occidente.
El especialista estadounidense de Al Qaeda Peter Bergen, subrayó recientemente que los más altos funcionarios de Al Qaeda detenidos en Pakistán estuvieron todos en grandes ciudades como Karachi, Faisalabad, Lahore o Rawalpindi.
Afganistán, donde numerosas zonas se mantienen vigiladas por las fuerzas de seguridad, es también una de las hipótesis que se manejan como paradero posible de Ben Laden.
A pesar de que el despliegue de todos los medios hasta ahora para dar con él han sido en vano los funcionarios paquistaníes de inteligencia quieren serguir manteniéndose optimistas: "El tiempo juega a nuestro favor", aseguró el responsable de los servicios en Inteligencia en Pakistán.