Después de las simbólicas pruebas de lanzamiento de bala en Olimpia, el atletismo se pone en marcha a partir de este viernes en los Juegos de Atenas, salpicado por la sombra del dopaje, y sin una gran estrella mediática como en anteriores ediciones.
Tras el escándalo que ha sacudido al atletismo estadounidense por la aparición de la tetrahidrogestrinona (THG), un esteroide sintético que se descubrió el pasado año, la federación norteamericana decidió hacer limpieza, ante la presión internacional.
Fruto de esa presión, se han caído algunos nombres como los velocistas Tim Montgomery, plusmarquista mundial de 100 metros, y su compañera sentimental y reina de los Juegos de Sydney, Marion Jones, que ha flaqueado repentinamente en sus actuaciones.
De este modo, Montgomery no estará en Atenas y Marion Jones participará sólo en longitud y relevo 4x100 metros, curiosamente los dos oros que le faltaron en Sydney, donde ganó el título en 100, 200 y 4x400.
La prueba femenina de 100 metros no podrá contar de este modo ni con Marion Jones ni con su compatriota Torri Edwards, suspendida por dopaje.
Por su parte, los velocistas griegos Kostadinos Kenteris, campeón olímpico de 100 metros en Sydney, y Ekaterini Thanoun, plata en la ciudad australiana, estaban destinados a ser las estrellas locales de los Juegos, pero la presión del COI, con un control inopinado, al que no se sometieron, ha desembocado en su salida de los Juegos.
Kenteris y Thanou estaban destinados a dar un colorido local al atletismo, como el que la australiana Cathy Freeman protagonizó en la prueba de 400 metros de Sydney.
Ahora el público griego se tendrá que conformar con seguir la actuación de Tom Pappas, el decatleta estadounidense que puede lograr el oro en la tierra de su antepasados.
Ante la ausencia de algunos de sus compatriotas, el norteamerino Maurice Greene puede convertirse en el protagonista del atletismo si logra ganar el oro en 100 metros, con lo que sería el segundo atleta en conseguir dos títulos consecutivos en el hectómetro, tras Carlos Lewis (Los Angeles-84 y Seúl-88).
El campeón olímpico en Sydney vuelve a sus 30 años a una ciudad que le trae suerte, ya que en Atenas fue campeón del mundo en 1997 y batió el récord mundial de la distancia dos años más tarde.
Sus principales rivales serán sus jóvenes compatriotas Shawn Crawford y Justin Gatlin y el jamaicano Asafa Powell, que ha mostrado una gran regularidad esta temporada.
En la prueba femenina el título está más abierto, sin la presencia de Marion Jones. La francesa Christine Arron, las estadounidenses LaTasha Colander et Lauryn Williams, la búlgara Ivet Lalova y las velocistas de Jamaica y Bahamas pueden optar al título.
Con 37 años, Gail Devers, doble campeona (1992 y 96) también correrá la prueba, lo mismo que la bella ex jamaicana, ahora eslovena, Merlene Ottey, que a sus 44 años disputará sus séptimos Juegos Olímpicos.
En la prueba de 10.000 metros, el etíope Kenenisa Bekele debe tomar el testigo de su compatriota y leyenda del medio fondo, Haile Gebreselassie, campeón olímpico en 1996 y 2000.
Para el marroquí Hicham El Guerrouj, dominador de la prueba de 1.500 metros desde hace una década, esta será la última oportunidad para romper su mala suerte en los Juegos Olímpicos, donde se le escapó el título en 1996 y 2000.
Pero los problemas de salud y la ascensión del keniano Bernard Lagat podrían dejar sin un merecido premio a uno de los mejores atletas de los últimos tiempos.
La garrocha femenina puede hacer historia en los Juegos de Atenas con el duelo entre las rusas Yelena Isinbayeva y Svetlana Feofanova y la estadounidense Stacy Dragila, con una prueba que puede ver cómo una mujer supera por primera vez los cinco metros.
Latinoamérica por primera vez no dependerá sólo de Cuba y con el andarín ecuatoriano Jefferson Pérez, en 20 y 50 km marcha, el dominicano Félix Sánchez, en 400 metros vallas, y la mexicana Ana Guevara, en 400 metros planos, puede hacer historia.