El accidente en el que murieron dos de sus cuatro hijos y el estancamiento de dos juicios (aunque ya están ganados), no permiten a Brubbert Pérez Rodríguez y su esposa, Mercy Villarreal Espinoza, llevar una vida tranquila.

El 20 de agosto del 2000,  Pérez junto a su esposa y dos de sus hijos, Rubert y Karen, de 2 años y 2 meses, respectivamente, fueron a comprar pañales a una farmacia en las calles 25 y la G, cuando un vehículo se estrelló contra el local, al parecer por no chocar contra un taxi, y mató a los dos niños y dejó gravemente heridos a los padres.

Publicidad

Cuando están por cumplirse cuatro años de la tragedia, ellos aún esperan que se haga justicia en su caso.

Luis Albán Perlaza, conductor del vehículo Chevrolet tipo Blazer, placas PBP-941, fue detenido y sometido a la prueba de alcoholemia, la que resultó positiva, según el parte de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), en el que se lo responsabilizó del accidente.

Publicidad

Albán fue sentenciado por el fiscal 3º de Tránsito a nueve años de reclusión menor extraordinaria, lo máximo que otorga la Ley de Tránsito, pero este apeló la sentencia, y desde marzo del 2004 la causa está en la Segunda Sala de lo Penal, en espera del fallo definitivo.

Brubbert y Mercy también  plantearon una demanda por daños morales contra Albán, la cual ganaron. Esta lo obligaba a pagar 25.000 a los perjudicados, pero también apeló esa sentencia y aún se espera el pronunciamiento de la Segunda Sala de lo Civil.

Pérez laboraba como mensajero antes del accidente en el que sufrió una grave fractura en el brazo izquierdo. “Cuando voy a una entrevista de trabajo, ven mi brazo, y se me cierran las puertas. Yo explico que esto fue por un accidente, que yo no nací así, pero nadie me contrata”, dijo. Mercy, a quien le amputaron la pierna derecha, afirmó que  “por ahora subsistimos del trabajito improvisado del lavado de ropa, que realizamos gracias a una lavadora que nos regalaron”, añadió.

Ellos viven en el Suburbio Oeste, junto a sus hijos Byron de 6 años, por quien agradecen a Dios no haberlo llevado a la farmacia el día del accidente, y Valeria de 2, nacida dos años después de ocurrido el percance.