Esta semana han comenzado a comercializarse en Israel refrescos de la marca Meca-Cola, que serán vendidos exclusivamente en ciudades árabes y que constituyen una "opción ideológica islámica en contra de la entidad sionista", según sus distribuidores.
 
La nueva marca en Israel, que cuenta con las variantes de cola clásica, cola dietética, refresco de manzana con gas, lima-limón y naranja, se puede adquirir en los comercios árabes y son una alternativa a los productos del gigante americano Coca-Cola.
 
El diario israelí "Haaretz" titula hoy "Se ha abierto un nuevo frente en el conflicto árabe-israelí: la cola política", un reportaje que cuenta de forma detallada los objetivos comerciales del fundador de la marca Meca-Cola, Taufik Mathlouthi, un empresario francés de origen tunecino.
 
La Meca-Cola no es solo un refresco, es una opción ideológica y las etiquetas de las botellas así lo destacan: "Bebida del compromiso, prueba el sabor de la libertad".
 
En una llamada vía conferencia desde París, Mathlouthi, manifestó este lunes que para los árabes-israelíes eso significa "la libertad de la hegemonía judía".
 
En declaraciones a medios de comunicación reunidos en la ciudad de Taibe, unos 40 kilómetros al norte de Tel Aviv, el empresario subrayó: "Seguiremos luchando contra el sionismo dentro de su propia casa".
 
Sin embargo, no descartó la venta de sus refrescos a judíos en Israel al mencionar: "No tenemos un problema con los judíos que viven en la entidad sionista (Israel), solo con la entidad en sí misma y lo que simboliza".
 
El sabor y embotellado de la cola islámica han sido claramente escogidos bajo la influencia de la Coca-Cola, aunque la bebida es menos dulce y más limonada que el refresco estadounidense.
 
Con todo, los textos estampados en las botellas dejan claro que no es una simple variación del refresco americano por antonomasia. Meca-Cola, reza su etiqueta, "es el refresco oficial de la Conferencia de Estados Islámicos".
 
Asimismo aparece la ilustración en verde y blando del Domo de la Roca o mezquita de Omar, que junto con la de Al-Aksa en Jerusalén, son terceras en la jerarquía del Islam, después de la Meca y Medina.
 
Y en un tamaño más pequeño en el etiquetado aparece la petición: "Por favor, no mezclar con alcohol", lo que no deja lugar a dudas de su mensaje religioso.
 
El francés y el árabe son las lenguas predominantes en la etiqueta. Pese a ello, los contenidos de la bebida aparecen en varias lenguas europeas.
 
También se dice que el 10 por ciento de los beneficios de Meca-Cola serán destinados a "niños de Palestina", mientras que otro 10 por ciento irá a la "beneficencia local" en cada país donde es vendida.
 
El distribuidor del producto en Israel, Makdad Idris, un israelí vecino de Taibe, afirmó que donará el 20 por ciento a los palestinos, pero una gran cantidad irá destinada también a los niños necesitados de la comunidad árabe-israelí. Esto es, los palestinos que se quedaron a vivir en este país tras el estallido de la guerra de 1948 y que poseen pasaporte israelí.
 
Idris descartó consideraciones ideológicas en cuanto a la comercialización del producto e hizo hincapié en que "lo que nos interesa es puramente el negocio y no la política".
 
Pero cuando la bebida apareció por primera vez en Francia hace tres años, Mathlouthi lanzó una campaña mundial de venta para combatir "el capitalismo americano y el sionismo", y dijo que sus objetivos eran los de reforzar el boicot árabe a los productos de EEUU. En ese momento no había estudiado abrir un frente en Israel.
 
Al igual que la bebida, las etiquetas también son hechas en Francia, lo que llevó a las autoridades israelíes en un primer momento a exigir a Meca-Cola el etiquetado en hebreo.
 
Idris aseveró que no se oponía a la escritura en hebreo, pero refirió: "Tenemos miedo del boicot árabe, no queremos provocaciones. Incluso si la bebida con esas etiquetas solo fuera distribuida aquí en Israel, sería conocida en el mundo árabe". De esta forma, la bebida es comercializada en Israel así como es en Francia.
 
Mathlouthi ha expresado su rechazo a la violencia, pero es partidario de la lucha democrática en contra Estados Unidos e Israel, como los boicot comerciales.
 
Explicó que tuvo la idea de lanzar un refresco que compitiera con el mayor productor de cola y que tuviera como principal mercado al mundo musulmán, cuando se produjo la operación israelí Muro de Defnesa, y el sitio a la ciudad cisjordana de Jenín en la primavera del 2002.
 
En noviembre del 2002 el refresco ya estaba en la estanterías de los supermercados franceses.