Mariana N., de 30 años, está “limpia” hace tres meses. Acaba de dar a luz a José, su cuarto hijo, al cual estuvo a punto de perder por su adicción a la metanfetamina (una sustancia sintética) y a la marihuana. Ella es interna del Centro de Atención para Madres embarazadas del condado de King, en Seattle. Llegó a ese sitio por recomendación de una de las trabajadoras sociales del Servicio de Protección Infantil.