Crear cómics es una tendencia que cada vez tiene más seguidores que se apasionan dibujando y creando personajes animados. En Guayaquil hay un club integrado por aficionados a este arte, en cuyos trabajos buscan imponer su estilo personal.
Trazos van, trazos vienen y una mezcla de colores, técnicas (acuarela, carboncillo, pintura, etc.), materiales y figuras de diferentes tamaños toman forma en una hoja o cartulina hasta convertirse en un cómic (caricatura o dibujo animado), que constituyen las obras de los seguidores de esta tendencia que en Guayaquil cuenta con un club.
En septiembre del año pasado 25 chicos de esta ciudad decidieron reunirse para promocionar sus trabajos en exposiciones que organizan periódicamente e intercambiar técnicas e información relacionada con los cómic.
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En la primera quincena de julio el Club del Cómic presentó una muestra que se exhibió en el mirador de la Universidad Católica de Guayaquil. Gustavo Ruilova, coordinador de la asociación, comenta que los miembros de este grupo tienen de 17 años en adelante y tienen en común el gusto por dibujar –y la habilidad para ello, por supuesto, coleccionar revistas animadas, elaborar guiones y maquetas sobre este género–.
Algunos gustan de los cómics tradicionales e internacionales como Spiderman, Batman, Superman, entre otros; mientras que recién se inician en este arte prefieren crear sus propios personajes, con una determinada técnica, y darles un nombre que los identifique.
Hacer cómics no es una tendencia nueva, pero está llamando la atención de los más jóvenes, quienes desde niños empiezan a crear sus primeros bocetos y con el paso de los años tratan de perfeccionar su estilo y diseñar sus propios personajes, refiere Gustavo Ruilova.
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Carlos Valarezo de 23 años y estudiante de la carrera de Publicidad en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil, dice que su pasión por el dibujo surgió desde niño.
“Recuerdo que desde que tenía 5 años e imitaba a mi hermano mayor. Al principio solo calcaba, pero poco a poco he podido crear varias figuras. A veces veo una foto de un artista o actor de moda y la dibujo, pero lo que más disfruto es elaborando caricaturas nuevas”, comenta Carlos.
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Él prefiere emplear la técnica del carboncillo, aunque también los trabaja a pluma, con lápices de colores, tinta china y algunos los digitaliza en la computadora con el programa Fotoshop, que le permite modificar los dibujos o hacerle otros efectos en los fondos. Colecciona revistas del género anime, que le sirven para aprender ciertos rasgos que luego plasma en sus creaciones.
Está trabajando en los últimos retoques de dos nuevas figuras: el extraterrestre Xoon y el espantapájaros llamado Eno.
Esta misma línea sigue Edy Vivar, de 24 años, otro de los jóvenes que se dedican a practicar esta forma de expresión artística.
Él no sigue una carrera universitaria por falta de tiempo, ya que se dedica a su trabajo como policía metropolitano de la Municipalidad de Guayaquil, pero dice que le gustaría especializarse en esta rama.
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Sin embargo, en sus días libres este policía cambia su uniforme por el traje de civil y da rienda suelta a la habilidad que tienen sus manos para dar vida a una variedad de personajes que forman parte de sus historietas.
“Dibujo desde los 8 años, ya que en esa época me encantaba ver la televisión para tratar de imitar a mis personajes animados preferidos. Pero, con el paso del tiempo, he tratado de crear historias originales que se contextualicen en Guayaquil”, cuenta.
Vivar refiere que se ha relacionado con personas especializadas que lo han orientado en las técnicas que debe emplear y que suele demorarse un día en hacer cada lámina.
Uno de sus trabajos se titula Key Life (Llave de vida) y narra las vivencias de personajes comunes de la sociedad, desarrolladas entre el Guayaquil antiguo y el moderno.
Los personajes tienen ojos grandes, con mucho color, rasgos estilizados y robustos, pero los diálogos representan situaciones típicas de la vida cotidiana de los guayaquileños.
Los 26 años de vida de Enrique Chang han transcurrido en medio de dibujos, ya que desde los 10 comenzó con esta afición. A pesar de que en su familia ninguno es dibujante, Enrique ha financiado por su cuenta los gastos de su hobby y dice que su diseño preferido es Jack, un hombre rebelde y sobreprotector.
Enrique se encuentra trabajando la historieta Furia, junto a David Méndez de 21 años, otro miembro del Club que estudia Diseño Gráfico en la Espol (Escuela Superior Politécnica del Litoral) y que ha diseñado cerca de 100 cómics.