Una ola de frío sacude los países más australes de América Latina, cuyas temperaturas polares, lluvias y nevadas son causa de muerte entre la población más vulnerable y mantienen en alerta a las autoridades.
La severidad del invierno se siente con fuerza en Argentina, el sur de Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Perú, que este fin de semana registraron en algunas regiones las temperaturas más bajas de la década.
En Perú, el balance oficial señala que más de 100.000 personas sufren los estragos del clima, de las cuales 53 perdieron sus viviendas. La emergencia alcanza a los departamentos de Puno, Apurímac, Cusco, Ayacucho, Arequipa, Moquegua, Tacna y Huancavelica.
Desde Lima las autoridades han enviado 34 toneladas de abrigo, así como medicinas ante el aumento de enfermedades respiratorias, que afectan sobre todo a los niños que viven en las zonas por encima de los 4.000 metros.
En Argentina la ola de frío provocó nevadas en sitios desacostumbrados como la ciudad balnearia de Mar del Plata (400 km al sur de Buenos Aires) y localidades vecinas, mientras la temperatura más baja se registró en la provincia sureña de Tierra del Fuego, con 11 grados bajo cero.
"Ni en Rusia hace este frío", dijo la tenista rusa Anastasia Myskina, ganadora de Roland Garros, que este fin de semana disputó en Buenos Aires los cuartos de final de la Copa Federación. A pesar de conocerse cinco muertes a causa del frío, las heladas no atemorizaron a miles de turistas y escolares que iniciaron el receso invernal en gran parte del país.
Mientras tanto, los brasileños, que hace una semana disfrutaban de agradables temperaturas de playa, entraron finalmente en el invierno este domingo, con la llegada de un frente frío al sur del país, que registró las temperaturas más bajas en diez años.
En el municipio de Sao Joaquim, estado de Santa Catarina (sur), la temperatura alcanzó el récord de 7 grados bajo cero el domingo, y en las Palmas (Paraná, sur) se conocieron 3,3 grados bajo cero.
Mientras -al menos por esta semana- en Brasil y Argentina el frío tiende a disminuir, el nuevo frente climático de lluvia y vientos dejó al menos dos muertos en Chile, donde la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) puso en alerta a sus organismos regionales para ayudar a los posibles damnificados.
Gran parte del territorio chileno sintió hace dos semanas los efectos de un temporal de viento, nieve y lluvia que dejó cuatro muertos y más de 30.000 afectados por inundaciones que dañaron sus viviendas.
El riguroso clima provocó interrupciones en el suministro de energía eléctrica en las regiones de la Araucanía y Biobío, 600 km al sur de Santiago. En la costa, las autoridades dispusieron como medida preventiva el cierre de los puertos de Talcahuano, Coronel, Lirquén y Constitución.
En Uruguay, el Plan Invierno, que impulsan en forma conjunta el gobierno central y el municipio de Montevideo, vio desbordada su capacidad de amparo en los refugios que albergan a alrededor de 2.000 indigentes que viven en situación de calle. Hasta el momento se informó de la muerte de una mujer, aunque su fallecimiento se registró en un albergue de la capital, donde residía en forma permanente.
Las autoridades de Paraguay, en tanto, decretaron vacaciones de invierno para estudiantes de todos los niveles este lunes en previsión de las bajas temperaturas y heladas que se pronostican en ese país hasta el miércoles, con una mínima de cero grado.
Aunque hasta ahora no se reportan pérdidas en la agricultura de los países afectados, las variaciones climáticas han provocado sin embargo la muerte de 75.000 animales en Perú, entre vacunos, ovinos y camélidos como alpacas, vicuñas y llamas, según las autoridades.