Sacar adelante proyectos de tesis no es fácil. Mucho menos si es un trabajo unipersonal y cuentas con poco tiempo y dinero. Pero puede ser una empresa enriquecedora. Tres alumnos del Instituto Superior de Arte y Comunicación (ITSU) hablan de sus experiencias y claves en la realización de un documental, una campaña publicitaria y una guía turística.
Supongamos que tienes que filmar un documental, o editar una guía turística, o realizar una campaña publicitaria. Pero solo cuentas con tres meses para hacerlo. ¡Ah!, y deberás trabajar solo. ¿Qué proyecto escogerías?
Pues, Jimmy Aparicio, Fresia Robles y Gabriel Calderón, alumnos del ITSU (Instituto Técnico Superior de Arte y Comunicación), ni siquiera pudieron elegir. Para obtener el título de tecnólogos en Comunicación Audiovisual y Diseño Gráfico, los temas de los trabajos de tesis son seleccionados por el instituto y sorteados entre los estudiantes.
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Los tres protagonistas de esta historia nos cuentan –a través de la experiencia que acaban de vivir–, qué hay detrás de este tipo de trabajos académicos: ¡Mucho trabajo! Es cierto, pero también una práctica que incentiva el ingenio y la creatividad.
El trabajo de Jimmy Aparicio, de 24 años, consistió en narrar la evolución de las construcciones navieras en Guayaquil a través un video documental. Para lograrlo debió convertirse al mismo tiempo en investigador, director, guionista, camarógrafo, editor y utilero.
“Las tres primeras semanas las dediqué por completo a la investigación histórica, el resto del tiempo lo empleé en la grabación”, explica Jimmy.
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Buscar información histórica, contactar a personas vinculadas con el tema o especialistas en la construcción de las embarcaciones, recurriendo a varias fuentes como varaderos, compañías navieras, marinos e historiadores, fue una labor exhaustiva, pero Jimmy recuerda que obtener los permisos para ingresar a hacer tomas en los lugares donde fabrican los barcos fue una de las actividades más difíciles, junto con la fase de edición, que le tomó una semana y le costó varias amanecidas. Pero el esfuerzo valió la pena, pues él dice estar muy contento con el resultado final: un documental de 18 minutos.
Una secuencia muestra a una chica que asiste a una boda. Ahí recuerda que hace un tiempo sufrió un accidente de tránsito, pero que gracias a una pinta de sangre tuvo otra oportunidad para vivir. El mensaje es claro: dona tu sangre para salvar vidas.
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Realizar este spot fue parte del trabajo de Fresia Robles, de 22 años. A ella le tocó elaborar una campaña publicitaria que sensibilice a las personas sobre el acto solidario de donar sangre a la Cruz Roja.
“Hacer los tres comerciales fue una gran experiencia” –dice Fresia. Y su resultado fue exitoso ya que como directora logró encontrar en su entorno el apoyo necesario: “Usé los equipos y seleccioné a los actores de la productora donde trabajo, y con la ayuda de familiares y profesores pude terminar a tiempo”, relata.
La etapa de investigación le tomó una semana. Conversó con los directivos de la Cruz Roja del Guayas, con las personas que han recibido sangre, e incluso realizó un sondeo de opinión en las calles.
Fresia invirtió alrededor de 300 dólares en su tesis, porque aunque las herramientas y artículos de utilería en su mayoría fueron prestados, el transporte, alimentación, los casettes, etcétera, fueron financiados por cuenta propia. “Trabajar sola es difícil en esta clase de proyectos. Y no podemos tener auspiciantes, sino que debemos invertir o ahorrar en gastos”, concluye.
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El trabajo de Gabriel Calderón, de 23 años, quien sigue la mención en Diseño Gráfico se materializó en papel: un revista impresa con un diseño dinámico y fresco, enmarcado entre el representativo celeste y blanco de Guayaquil, y que muestra a la ciudad a través de sus sitios turísticos, espacios regenerados, y sus lugares de entretenimiento y mayor movimiento comercial.
Gabriel confiesa que le gustó la idea cuando le salió sorteada, pero que en el momento de la investigación surgieron algunas dificultades.
“Primero conseguí las fuentes teóricas para mostrar información de cada lugar. Fui al Municipio, solicité libros, pero los datos demoran en salir. Mi parte preferida fue tomar fotos con cámara digital, en diferentes lugares como Las Peñas, el Malecón 2000, la Av. Nueve de Octubre, discotecas y cines, para que el material sea completo”, expresa Gabriel.
Además, dejó espacio para los posibles auspiciantes en caso de que alguien se interese en el proyecto.
Él gastó 90 dólares porque contactó a conocidos que le ayudaron a reducir algunos costos como la impresión de la guía a colores, los rollos de foto, el revelado, entre otros.