El presidente argentino, Néstor Kirchner, encabezó hoy los actos conmemorativos del 188 aniversario de la independencia del país, que sufrieron modificaciones por incidentes ocurridos durante una manifestación de protesta.
El gobernante dijo que "va a llevar tiempo" superar una crisis económica y social sobre cuyas consecuencias había advertido previamente el arzobispo de la norteña provincia de Tucumán, monseñor Luis Villalba, en el tradicional tedéum.
Las principales ceremonias oficiales tuvieron lugar en la capital tucumana, que está situada a 1.200 kilómetros de Buenos Aires y es la ciudad donde en 1816 se declaró la independencia de Argentina.
Los desmanes fueron protagonizados por grupos opositores al gobernador de Tucumán, José Alperovich, que se enfrentaron a golpes y pedradas con seguidores del mandatario provincial en la plaza principal de la ciudad.
La policía arrojó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes y como consecuencia de los incidentes un acto que iban a encabezar al aire libre Kirchner y Alperovich se realizó en la sede del gobierno local.
Durante la homilía de la ceremonia religiosa celebrada en la catedral tucumana en presencia del jefe del Estado y miembros de su Gobierno, monseñor Villalba, reclamó a las autoridades que trabajen por una sociedad "más justa y equitativa".
Además de exhortar al Gobierno a "erradicar las marginaciones irritantes y la exclusión de gran parte de los argentinos", el arzobispo pidió "esfuerzo y sacrificio" para instaurar "un justo orden nacional".
En Tucumán, uno de los distritos más empobrecidos del país, existe un importante foco de desnutrición infantil que hizo eclosión a partir de la grave crisis que se produjo en Argentina a finales de 2001 y generó muestras de solidaridad en todo el mundo.
Kirchner aseguró a periodistas que coincide con el diagnóstico que hizo monseñor Villalba y sostuvo que lleva trece meses de gestión como presidente "deslomándose" para que el país "pueda salir adelante".
El gobernante, que esta semana había criticado con dureza a "algunos pastores" de la Iglesia católica, rechazó que exista una polémica con las autoridades eclesiásticas y dijo que está dispuesto a recibirlas "con los brazos abiertos".
En Buenos Aires, el acto oficial con motivo del Día de la Independencia fue presidido por el jefe del Gobierno municipal, Aníbal Ibarra, que también asistió a los festejos por el 110 aniversario de Avenida de Mayo.
En ese paseo, uno de los más tradicionales de la ciudad y muy vinculado a la inmigración española, se llevó a cabo un desfile del que participaron efectivos de los regimientos militares de Granderos y Patricios junto a alumnos de distintas escuelas de la capital.
En tanto, un grupo de ex combatientes argentinos de la guerra con Gran Bretaña de 1982 por la posesión de las Islas Malvinas marchó por el centro de Buenos Aires para reclamar "una mejor pensión" y denunciar "más de veinte años de abandono" por parte de las autoridades.