Encuestas señalan que la aceptación del Mandatario (42%) es la más baja desde que fue elegido en el 2000.
 
Aunque el presidente de EE.UU., George W. Bush, considera que el traspaso de soberanía al nuevo gobierno iraquí es un “gran éxito” y una nueva etapa de libertad para Iraq, los últimos sondeos dicen que su nivel de popularidad está al mínimo.

La estrategia de Bush de adelantar la transición puede ayudarle a recuperar apoyos, siempre que no se mantenga la ola de violencia en Iraq y no aumenten los secuestros, decapitaciones y muertes de soldados estadounidenses, según expertos y analistas políticos.

Con el traspaso de soberanía los estadounidenses levantarán su ánimo, pero el auténtico test para la Administración será ver qué pasa con nuestras tropas en los próximos meses”, dijo Karlyn Bouwman, experta del Instituto de Empresarios de EE.UU.

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Un sondeo de Gallup para el canal de televisión CBS y el diario The New York Times, señaló que la popularidad de Bush ha caído al 42%, menos de la mitad que tras los atentados de septiembre del 2001, cuando tenía el 85% y el nivel más bajo desde que fue elegido en el 2000.

El periódico precisa que, en los últimos 25 años, los presidentes que llegaron a estas instancias con ese semejante porcentaje de apoyo no consiguieron renovar su mandato.

Los niveles de desaprobación a su política en Iraq han pasado del 10% tras los atentados, al 50% actual y el 55% cree que la intervención en Iraq ha creado más terroristas antiestadounidenses.

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Sobre el adelantado traspaso de poder el The New York Times, afirmó que la transición es “problemática e incierta”, y la opinión de los responsables estadounidenses en el sentido de que concluyó la ocupación es “ridícula”.

“En principio”, la transición puso fin a la ocupación estadounidense “aunque no totalmente en la práctica”, opinó The Washington Post.

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Para The Wall Street Journal,    “EE.UU. cumplió su palabra”, aunque agrega que la transición debió tener lugar “mucho antes” y critica a Paul Bremer, estimando que el administrador civil norteamericano “ignoró las recomendaciones del departamento de Estado (...) de impedir un vacío en la soberanía de Iraq”.

Mientras, el documental de Michael Moore, Fahrenheit 9/11, se ha tornado en un fenómeno de la cultura popular de Estados Unidos, acrecentando el interés del público por la guerra de Iraq.

La película, que critica el liderazgo del presidente Bush y su decisión de invadir Iraq después de los atentados terroristas del 2001, batió el récord de taquilla para un documental, con 23,9 millones de dólares en su fin de semana de estreno y es el primer documental en estrenarse en primera posición en Hollywood.

“Nunca habíamos visto algo así, dijo el científico político Thad Beyle, de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.

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“No puedo recordar nada tan grande que pueda afectar las elecciones”,  añadió.

“El gran interés en el documental probablemente es un indicio de la creciente oposición a la guerra”, opinó Thomas Mann, analista político del Brookings Institution.