El gobierno reiteró ayer que estaba justificada la represión violenta de las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen en 1989, aunque ninguno de los actuales dirigentes comunistas estuvo implicado en la matanza.

“Las medidas de fuerza adoptadas por el Gobierno chino en la primavera de 1989 fueron decisivas para estabilizar la situación política y económica”, señaló el portavoz de la Cancillería china.

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A pesar de los reiterados llamamientos realizados por los familiares de las víctimas de la represión militar y EE.UU., el actual Ejecutivo chino se negó en vísperas del 15º aniversario de la matanza, que se conmemora hoy, a reabrir el caso y a dirimir responsabilidades.

Jiang Zemin, actual jefe de la Comisión Militar Central (CMC, máximo órgano castrense) y que asumió el poder tras la represión militar, se ha mostrado reacio a abrir la caja de “truenos” de Tiananmen, incidente al que le debe su ascenso a la cúpula comunista.

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Amnistía Internacional y las Madres de Tiananmen, grupo que acoge a 124 familiares de las víctimas, demandaron ayer la apertura de una investigación judicial independiente.

Las multitudinarias manifestaciones, que comenzaron espontáneamente a mediados de abril de 1989, concluyeron abruptamente con la matanza de miles de estudiantes y trabajadores desarmados, según fuentes independientes.

El régimen comunista dice que esas manifestaciones pretendían el derrocamiento del Gobierno y la desaparición del Partido Comunista, y que el Ejército actuó con restricción y en defensa propia.

Por su parte, el primer ministro, Wen Jiabao, justificó recientemente el uso de la fuerza contra los estudiantes, al aducir que la supervivencia del partido y la estabilidad del país “estaban en juego”.

Wen era la mano derecha de Zhao Ziyang, secretario general del Partido Comunista, quien fue purgado a finales de mayo de 1989 por mostrarse condescendiente con las demandas de los estudiantes, y que desde entonces está en arresto domiciliario.