Guayaquil está siendo regenerada. Han sido doce años de arduo trabajo municipal, que coincide con la realización del certamen Miss Universo, oportunidad para publicitar a la ciudad y sus 200 puntos turísticos; sin embargo, de nada sirve mejorar la imagen, si los habitantes no contribuyen con su aporte.

Hace pocos días un conductor irresponsable de un vehículo que no respetó el disco Pare, provocó un accidente a dos expresos escolares, y trajo lamentables consecuencias.

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Imaginen ustedes que a la comitiva que conduce a las misses le agarre los comunes embotellamientos de “horas pico”, profundizados por conductores que tras ver el semáforo en rojo, siguen su camino, obstaculizando el paso de los automotores que vienen en sentido transversal; vehículos en doble columna; o transeúntes y “bicicleteros” que no respetan las normas de tránsito.

Ojalá, no se les ocurra recorrer la provincia, pues se encontrarán con los “dueños pesados” de las carreteras, quienes a velocidad impresionante toman por “asalto” los dos carriles, bajo el pretexto de ganar tiempo, provocando sustos y en ocasiones accidentes al impotente conductor de carro liviano que viene en sentido contrario.

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Las calles y carreteras son “selvas de cemento”, donde el más audaz y agresivo es el mejor. ¿En dónde quedaron el acatamiento a las leyes de tránsito, la manifestación de normas de cortesía y el respeto a la vida ajena?

Los medio de comunicación deberían unir esfuerzos para mediante campañas despertar conciencia en los conductores sobre su responsabilidad; la CTG (Comisión de Tránsito del Guayas) debe salvaguardar a la ciudadanía con sanciones ejemplarizadoras y acciones transparentes; y la población velar individualmente por su seguridad.

Si encontramos a las misses, demostremos que la belleza de la Perla del Pacífico no solo está en su paisaje ideal y arquitectura, sino que habita en el corazón del guayaquileño cortés, que abre sus brazos al mundo.
Q.F. Raúl Aguirre Hojas
Guayaquil