Los miembros del servicio pasivo de la Policía Nacional, agrupados en la asociación provincial del Guayas, sufrimos atentados, pues las autoridades encargadas no velan por nuestro bienestar ni el de nuestras familias.
Tiempo atrás se aprobó que se descontara de nuestra escuálida pensión de jubilados el 8,14%, supuestamente por el lapso de un año (solo doce meses improrrogables) con el objeto de acumular un fondo suficiente y poder pagar los sueldos del servicio pasivo a tiempo; dar bonos a este último en su día clásico del 8 de julio y en cada Navidad; y aumentar los sueldos y pensiones al personal.
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Pero la institución policial en servicio activo, arrogándose facultades jerárquicas, ha hecho de esa injusta e ilegal medida un descuento permanente que perjudica la economía de nosotros los policías retirados.
De igual manera, nos descuentan por concepto de salud en el hospital, entre $ 6 y $ 15, dependiendo del grado y la antigüedad en la que nos retiramos cada uno de nosotros. No sabemos adónde va a parar dicho dinero.
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Cuando acudimos a recibir atención médica al hospital de Guayaquil, somos vejados, no dan medicinas, y no siempre se encuentran los médicos, pues están con permiso o en reuniones.
Nos están restando nuestros derechos adquiridos durante 40 años de subsistencia en esta asociación provincial. Además, se pagan sueldos al personal de servicio pasivo, retirados hasta el año 1998, no por los valores como nos correspondería, contradiciendo lo dispuesto por la dirección anterior de la entidad.
También denunciamos que a más de las deficiencias que tiene la Ley de Seguridad Policial, hechas sin el recurso de la representación de la tropa (que somos mayoría abrumadora) en la institución, está hecha parcializadamente a favor de jerarcas que son minoría; sin embargo, ni por eso se le da cumplimiento y es habitual que se nos perjudique permanentemente.
Subof. (SP) Jesús Quizhpi P.
Guayaquil