Realmente no son perros, pero así se llaman. Y sí están en la calle, por lo que son callejeros. Pero más que nada, son artistas, unos artistas diferentes que buscan expresarse.

"Dcíamos: ya llamémonos como nosotros mismos”. En la peña les fue bien. Ese sábado de abril de 1993, el público aplaudió su combinación de música tradicional andina, rock, blues, coplas..., pero aún eran artistas anónimos.