El ídolo del fútbol Diego Maradona pasó su primera noche en la clínica psiquiátrica de las afueras de Buenos Aires, en la que fue internado el domingo, donde inició una cura de sueño y una dieta estricta, primer paso para un largo tratamiento contra su adicción a las drogas, informaron este lunes fuentes médicas a la AFP.
El ex capitán de la Selección Argentina tiene un cuarto individual en la Clínica Privada del Parque, dependiente del prestigioso Hospital Italiano de Buenos Aires, fundado en 1853 por la colectividad peninsular, en el coqueto barrio residencial de Parque Leloir, partido de Ituzaingó (periferia oeste).
El paciente es controlado las 24 horas por médicos del equipo de Psiquiatría del hospital, que dirige Héctor Marchitelli, y es mantenido aislado del resto de los internos, que comparten entre sí el comedor y algunas actividades.
Maradona, de 43 años, llegó en la tarde del domingo al establecimiento por decisión familiar, sedado, en ambulancia y acompañado por dos médicos y una enfermera, tras obtener el alta de una afección respiratoria en la Clínica Suizo-Argentina, en el céntrico barrio de La Recoleta de la capital argentina.
Su ex esposa Claudia Villafañe fue la encargada de comunicarle que no estaba en la lujosa casa de campo donde se había instalado desde su regreso de Cuba en marzo pasado, y adonde aparentemente deseaba regresar.
Pese a que se están divorciando, Villafañe estuvo al lado del ex astro durante los dos periodos que desde el 18 de abril hasta el domingo pasó en la clínica Suizo-Argentina, en el primero de los cuales Maradona estuvo al borde de la muerte.
Con ropa deportiva y acompañado por médicos, Maradona dio el domingo un primer paseo de 20 minutos por el parque de la clínica, que ocupa un arbolado predio de algo más de una hectárea, y luego tomó mate (infusión regional) mientras una nutricionista le preparaba un plan alimentario de cumplimiento estricto.
Como las prescripciones médicas iniciales incluyen tranquilidad absoluta en torno del paciente, las autoridades tomaron varias medidas para aislarlo tanto de la tenacidad periodística como de la ansiedad de sus admiradores.
La Policía estableció un vallado en la calle Del Cielito, a más de cien metros de la entrada del establecimiento, e impide el paso a personas no autorizadas, mientras que en un sector del parque de la clínica se desplegaron paneles de dos metros de alto con coloridos dibujos formando una barrera visual.
La valla policial se convirtió de inmediato en el lugar elegido por los admiradores del "Diez" para dejar banderas, fotos y mensajes de aliento.