Acosados por la indignación mundial, los mandos militares estadounidenses anunciaron este domingo el primer juicio a uno de los presuntos autores de malos tratos contra prisioneros iraquíes, al ordenar un tribunal de guerra público contra un reservista el 19 de mayo en Bagdad. 
 
El suboficial Jeremy C. Sivits, de la Compañía 372 de la Policía Militar, irá juicio menos de un mes después de la divulgación de las primeras fotos que muestran prisioneros en trance de ser maltratados y humillados. 
 
Tanto la rapidez de la convocatoria al tribunal como el hecho de realizar el juicio en la capital iraquí ponen de manifiesto la conciencia de los militares de que deben mostrarse resueltos a castigar a los responsables de un escándalo que amenaza con socavar tanto la misión estadounidense en Irak como la reelección del comandante en jefe, el presidente George W. Bush. 
 
El general de brigada Mark Kimmitt, al anunciar la fecha, dijo que el juicio se realizará en el Centro de Convenciones de Bagdad, donde se encuentra el centro de prensa de la coalición, y estará abierto a los medios de comunicación. 
 
Bush prometió el sábado que   nos enteraremos de todos los hechos y determinaremos la verdadera magnitud de estos abusos. Sus autores serán identificados. Responderán por sus actos. 
 
Sivist es uno de siete soldados que enfrentan cargos, pero parece ser un personaje menor en el caso. Otros acusados probablemente comparecerán ante un tribunal de guerra general, que puede dar sentencias más duras que el tribunal   especial que juzgará a Sivits. 
 
Se cree que Sivits tomó algunas de las fotos que provocaron el escándalo. Su padre, Daniel Sivits, dijo el mes pasado que le dijeron a su hijo   que tomara una foto, e hizo lo que le ordenaron. Añadió que su hijo había recibido instrucción como mecánico, pero que le encomendaron tareas de policía militar para las cuales no estaba capacitado. 
 
La familia dijo el domingo que no haría declaraciones. 
 
Sivits está acusado de asociación ilícita para maltratar detenidos, negligencia en el cumplimiento del deber por no proteger a los prisioneros y maltrato de detenidos. Siete oficiales recibieron reprimendas que pusieron fin a sus carreras. 
 
De ser condenado, Sivits enfrenta un año de cárcel, degradación a soldado raso, confiscación de dos tercios de su sueldo por un año y multa o baja deshonrosa. La pena puede ser de uno, varios o todos estos castigos.