Desde su debut las Bratz controlan el 30% de las ventas de muñecas al reducir el imperio Barbie al 70% en los EE.UU.
A sus 45 años y recién separada de su novio Ken, la popular Barbie atraviesa una dura crisis de identidad en un mercado lleno de muñecas que amenaza su largo reinado. Se trata de una riña femenina donde Barbie se defiende con uñas y dientes de su principal rival, esas nenas de plástico, modernitas y multiculturales, además de mucho más jóvenes, llamadas Bratz.
Si bien el color rosa de la Barbie sigue imperando en el mercado estadounidense, donde llegó a dominar el 90% de las ventas de lo que se llaman muñecas de moda, el tiempo no pasa en vano. De los trece últimos trimestres, los resultados de 12 de ellos han sido a la baja para Mattel, el hogar de esta “muñeca de muñecas”.
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Y en concreto, la caída de sus ventas en el último año ha sido del 15% en el mercado nacional y el 6% en el internacional. De poco sirvió su intento de ganar publicidad, cual estrella de Hollywood, anunciando justo antes de San Valentín el final de su noviazgo con el eterno y paciente Ken, que la pretendía desde 1961.
Un nuevo novio, Blaine, surfista y australiano, además de rubio y bien bronceado, intentará llenar a partir de junio próximo ese vacío dejado en su corazón y en sus ventas. Además, Barbie aumentará su armario, su joyería, su estilo de vida y hasta su interés en la tecnología, con los teléfonos móviles miniatura que permitirán intercambiar mensajes a sus amigas de carne y hueso.
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Todo con tal de ponerse al día y responder a aquellos que piensan que su dominio fue cosa del pasado. Entre ellos está Isaac Larian, presidente de la compañía MGA, cuna de las Bratz. “Las Bratz dominan y Barbie es historia”, afirma beligerante Larian, quien apoya su bravuconada en los resultados económicos.
Desde su debut en el 2001, las Bratz han ido ganando terreno hasta controlar ahora el 30% de las ventas de muñecas al reducir el imperio Barbie al 70% del mercado en Estados Unidos. Con nombres como Jade y Yasmín entre sus muñecas y una buena capa de maquillaje púrpura y violeta en sus rostros, las Bratz se han ganado a su público con sus botas de plataforma, su estilo hip-hop y un vestuario que sería la envidia de Britney Spears, en especial por lo reducido de su tamaño.
“No somos una moda”, advierte Larian. “Es el estilo de vida de las niñas de 7 a 14 años”, resume con dos premios de la Asociación de la Industria Juguetera.
Algo de razón debe de tener, porque Mattel ha intentado contraatacar el tono “peligroso, feroz y funkadelic” con el que se promocionan las Bratz utilizando sus mismas armas y sacando al mercado una colección de nenas juguetonas llamadas “Flavas”.
Sin embargo, su estilito moderno y transgresor, además de tatuado, no acabó de convencer y este año Mattel las ha retirado del mercado. Larian asegura que si su compañía continúa innovando, “las Bratz se quedarán para siempre”.
Al menos es de esperar de la Barbie, que a lo largo de sus 45 años de historia ha superado tres transformaciones físicas y ha sido capaz de ocupar más de 80 empleos, desde astronauta hasta pediatra, pasando por candidata a la presidencia. Vendida en más de 150 países, Barbie está dispuesta a superar esta crisis y vuelva a ser la favorita.
Un mercado de muñecas al que Hasbro, hasta ahora conocido entre los chicos por su soldados GI Joe, también ha decidido apuntarse con las pequeñas "Secret Central", un total de 20 estudiantes de instituto de 8 centímetros de altura listas para comerse el mercado.