Canadá adoptó esta semana en forma voluntaria las normas sobre etiquetado y publicidad de productos que contienen o no organismos genéticamente modificados (OGM).
 
El gobierno canadiense decidió dejar a criterio de la industrial alimenticia la posibilidad de especificar si los productos que venden en Canadá pertenecen o no a la línea transgénica, y estableció parámetros para velar por  que las eventuales menciones sean informativas, verificables y no engañosas.
 
Esta "norma ha sido elaborada para brindarle la elección a los consumidores  y no implica que haya riesgos para la salud o la seguridad asociada a los  productos", precisó la oficina gubernamental de normas generales.
 
Según sus criterios, para que un alimento de un solo ingrediente pueda  tener la mención "no genético", es necesario que no posea más de un 5% de  elementos genéticos en su composición.
 
En cuando a los alimentos con base en varios ingredientes, no podrán tener  la etiqueta "no genético" sino sólo hacer referencia a sus ingredientes  mencionando por ejemplo "fabricado con papas no genéticas".
 
Durante el otoño 2001, una propuesta de ley sobre el etiquetado obligatorio  fracasó en el parlamento canadiense. Unos meses más tarde un informe oficial  afirmó que el carácter nocivo de los alimentos genéticamente modificados no  está probado.