Al menos dos millones de mexicanos recordaron este viernes la pasión y crucifixión de Jesús en el barrio de Iztapalapa, en el sureste de la ciudad de México, a través de una añeja representación de las últimas horas del fundador del cristianismo.
Desde hace 161 años, las calles de Iztapalapa y su cerro de "La Estrella", se convierten en "la ciudad santa" en la que murió Jesucristo.
Miles de niños vestidos de nazarenos y sus padres, todos cargando cruces de diferentes tamaños, "pagan mandas" (favores recibidos) haciendo un largo recorrido de siete kilómetros, hasta el cerro del lugar, en el que un hombre -representando a Jesús- es atado a una cruz.
Para el acto litúrgico, la secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la capital mexicana desplegó a 2.200 policías preventivos, encargados de guardar el orden en las abarrotadas calles del barrio.
La festividad se vio empañada esta semana cuando la enorme cruz principal cayó sobre tres personas que realizaban ensayos, ocasionándoles lesiones en diferentes partes del cuerpo, incluyendo una fractura de cráneo en un hombre de 29 años.