Jesús de Nazaret no habría podido hacer su entrada triunfal en Jerusalén, en fecha que se conmemoró ayer con la Procesión del Domingo de Ramos, porque el muro que Israel levanta en Cisjordania le hubiera impedido llegar desde Galilea a la aldea de Betfagé, donde montó a lomos de un pollino antes de su pasión y muerte.

Los frailes del monasterio franciscano de Betfagé, situado en la ladera del Monte de los Olivos, susurraban que las enormes moles del muro que dividen sus tierras estaban siendo levantadas incluso ayer, Domingo de Ramos.

Israel ha confiscado diez hectáreas de tierras a los franciscanos de Betfagé y erige un muro de cemento de ocho metros de altura que cierra el monte de los Olivos al resto de Cisjordania.

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Aproximadamente unos 2.000 católicos salieron para seguir el camino que realizó Jesús hasta entrar en Jerusalén por la denominada Puerta Dorada.  Esta es una de las siete puertas de la ciudad santa, que conducía al templo y que fue clausurada en tiempos de los otomanos porque –según la tradición musulmana– solo se abrirá cuando llegue el Mesías.

La decisión del gobierno israelí de mantener el cierre de los territorios de Gaza y Cisjordania hasta el próximo 26 de abril, día en que se celebra la Independencia de Israel, impidió viajar a muchos cristianos.