El cantón provee las palmas para hacer los ramos. Con ellos se recuerda el ingreso de Jesús a Jerusalén.

Es una versión que José Tenemaza Arias repite desde que tiene uso de razón: “A Jesús lo perseguía el demonio y, para evadirlo, se trepó en una palma, que lo cubrió perfectamente. Y por eso bendijo a esta planta, de la que salen los ramos”.

El agricultor de manos ásperas y poncho rojo no es el único que cree aquello. Aunque no consta en los evangelios, sus vecinos están convencidos que el cantón Pallatanga (Chimborazo) es bendito porque en sus frías montañas crece el tambán o teblón chico, una palmera que compran los comerciantes de todo el país en vísperas de Semana Santa.

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De ella se obtiene el material para fabricar manualmente los ramos que simbolizan la entrada triunfal de Jesús en un pollino (asno joven) a Jerusalén. Y la bienvenida fue, según el libro de San Juan: “¡Hosanna (gloria)! Bendito el que viene en nombre del Señor”.  

Es una imagen que se evocará mañana en las iglesias católicas del país y que da inicio a la Semana Mayor, con el Domingo de Ramos. Son fechas esperadas, especialmente por los agricultores de las zonas rurales. José tiene 69 años y sigue en el oficio, aunque ya perdió agilidad para treparse a las palmeras, cortar los palmos y luego venderlos. “El negocio está malo. Tenemos menos ganancias”, recalca él, quien ofrece los atados de 25 palmos a 12 dólares.

Hombres y mujeres dejan sus cultivos de zapallos, maíz, arverja y fréjol para armar grupos e irse a las montañas (a una hora de camino). Llevan caballos, mulas o burros, para traer la anhelada carga: las palmeras, de color amarillo tenue y algo verdoso en sus filos. “Hasta en eso Dios es perfecto: hizo una planta milagrosa para hacer los ramos”, atina Narcisa Lema, rodeada de sus cinco hijos menores que la ayudan a ofrecer estos “palmos santos” a quienes transitan por la vía Pallatanga-Riobamba.

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En poblados como Trigoloma, Achín-El Rosario, Panza Redonda o Panza Quirola la Semana Santa también trae trabajo. Los desempleados (si son ágiles, mejor) se ofrecen para subir a las cúpulas de las palmas, ayudados por cuerdas, y obtener el material artesanal. Allí, de hecho, los visitantes pueden comprar hasta en $ 0,25 un ramo, de aquellos que mañana se venderán hasta en 4 o 5 dólares en las iglesias de las ciudades.
  
Como sea, en Pallatanga, un cantón a 1.525 metros de altura y más de 14 mil habitantes, se expande la teoría que Jesús hizo bendita la palma.  

JUAN RAMÓN CARRASCO
JUAN RAMÓN CARRASCO
JUAN RAMÓN CARRASCO
PALLATANGA.- Efraín Añilema (19) elabora manualmente un ramo, cuyo precio en ese poblado es entre $ 0,25 y $ 1, según el tamaño. El material que se usa es color amarillo tenue, con los filos verdosos. Los artesanos se demoran hasta una hora en hacer un ramo. Este se quema para Miércoles de Ceniza.