“Él pensaba regresar en abril porque no encontraba trabajo, yo le dije ven mijito, pero él ya hizo otro viaje, esa es mi pena más grande”, dijo ayer Carmen Solís, esposa de Ángel Manzano, uno de los cinco ecuatorianos fallecidos en los atentados.

Manzano, de 43 años, viajó a España hace diez meses en condiciones de ilegal, aquí dejó una deuda, a su esposa y a tres hijos de 15, 13 y 8 años.  Su esposo generalmente conseguía trabajos en obras de construcción y Carmen presume que a esa hora del jueves se dirigía a alguno, aunque no tiene ninguna certeza.

Aunque inicialmente quería viajar, ayer Carmen Solís arregló con la Cancillería para que el cuerpo de su esposo sea repatriado esta semana. Aclaró que no se va porque allá está su hija mayor, de 20 años, que viene con el cuerpo de su esposo y que no podría dejar acá a los tres hijos que tiene.

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Según Napoleón Rodríguez, director general de apoyo a los ecuatorianos en el exterior de la Cancillería, hoy se realizarán las diligencias pendientes y lo más probable es que la hija y el cuerpo lleguen el martes en un avión de Iberia, compañía aérea con la que existe un convenio de repatriación gratuita.  Desde Quito, con el apoyo de un vehículo de la Defensa Civil, se llevará al difunto hacia Ambato, lugar donde reside la familia.