La estación madrileña de Atocha, que ayer sufrió dos atentados, fue desalojada este viernes durante unos minutos después de que se recibiera un aviso de bomba que finalmente resultó ser falso.
 
Tras recibir la amenaza, coches de policía y de otros cuerpos de seguridad rodearon las instalaciones de la estación, uno de los principales nudos ferroviarios de España, que había comenzado hoy a funcionar casi con normalidad tras los ataques de ayer.
 
El aviso obligó también a desviar el tráfico en las zonas aledañas a la estación, ubicada en el corazón de Madrid y donde tienen su base de operaciones líneas de cercanías, largo recorrido y el tren de alta velocidad español.
 
El desalojo se produjo sobre las 11.00 GMT, nada más comenzar una concentración silenciosa en las inmediaciones de esa estación que, como en el resto de España, fue convocada para repudiar los atentados de ayer contra cuatro trenes.
 
En estos atentados han muerto casi 200 personas y otras 1.463 han resultado heridas.
 
Numerosos ciudadanos que habían permanecido en el vestíbulo interior de la estación concentrados con velas salieron corriendo, al tiempo que agentes de la Policía pedían a todos que se alejaran de la zona.
 
Ambulancias de los servicios de emergencia sanitarios también acudieron al lugar, donde se registraron escenas de llanto y de miedo.
 
En el momento de producirse el desalojo, el presidente de la compañía estatal ferroviaria Renfe, Miguel Corsini, asistía junto al secretario de Estado español de Infraestructuras, Benigno Blanco, y otros directivos de la citada empresa a la concentración silenciosa.
 
Blanco se limitó a decir que el desalojo fue ordenado por las fuerzas de seguridad, que lo han considerado inicialmente conveniente, y que en la estación se han limitado a seguir esas órdenes.
 
Poco después de las 11.25 hora local (10.25 gmt), la Policía permitió de nuevo el acceso a las instalaciones ferroviarias que van recobrando la normalidad.