Ayer llegó el nuevo primer ministro que buscará  formar un gobierno de transición en la isla caribeña.

El secretario general adjunto de la Organización de Estados Americanos, Luigi Einaudi, admitió ayer que Haití ya llevaba más de dos años de “guerra sorda” y que la OEA no pudo evitar.

“Durante los últimos dos años y medio hubo una guerra sorda en Haití. La guerra abierta solo duró unas tres semanas, empezando en febrero. Pero desde junio del 2001, la gente solo aparentaba hablar, pero no había una intención real de negociar”, señaló.

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“Había más bien una guerra sorda en la que se hostigaban mutuamente distintas facciones políticas, el gobierno y una coalición creciente en la oposición”, agregó Einaudi.

El funcionario reconoció que Haití nunca invocó la carta democrática del 2001, en el que un gobierno que se siente agredido o dificultado en el ejercicio de su democracia puede pedir ayuda a la OEA.

Einaudi insistió que hace dos años le pidió al ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, que “por favor lo hiciera (pedir ayuda), porque eso podría regularizar muchas relaciones y ayudaría a asegurar más apoyo. Él nunca pensó que su sistema iba a derrumbarse de golpe como lo hizo”.

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“Aunque vivimos en un mundo empequeñecido por la globalización es todavía un mundo de naciones y de soberanías. La OEA no puede ni permitir ni no permitir cosas en sus estados miembros”, aseveró.

El segundo de la OEA también reconoció que Estados Unidos no fue el único que envió tropas a la isla, como lo hicieron Francia, Canadá y Chile, pero que esta acción se tomó “solo después de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que pidió a todos los Estados –incluso los miembros de la OEA– que apoyaran la sucesión constitucional.

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“El desenlace de Haití hubiera podido ser diferente, pero dependía de los haitianos. Nosotros hemos tendido la mano, los que no fueron capaces de correspondernos fueron los haitianos, que no lo consideraban necesario o querían resolver sus problemas por la fuerza”, concluyó.

Llegó primer ministro
El nuevo primer ministro haitiano, Gerard  Latortue, llegó ayer a Puerto Príncipe desde Miami, en  momentos en que Aristide prepara desde el  exilio una ofensiva legal por “secuestro” contra Francia y Estados Unidos.

A Latortue lo recibieron en la escalerilla del avión tres miembros del  comité de siete notables, conformado a instancias de la ONU, que el martes lo  designó para reemplazar en el cargo a Yvon Neptune, el primer ministro del  derrocado presidente Aristide.

Marines de EE.UU. mataron ayer a balazos a otros dos haitianos armados, cerca de la residencia del primer ministro, lo que aumentó a cuatro los muertos por las fuerzas norteamericanas que tratan de restablecer el orden en la empobrecida nación caribeña.

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“Ellos (los marines) fueron atacados por varios hombres y repelieron el ataque”, dijo el sargento Tim Edwards, un portavoz militar.

Niños amenazados
Los niños de Haití pueden morir por falta de defensas inmunológicas, ya que viven prácticamente en el abandono porque sus madres “se pasan el día buscando alimentos y agua para subsistir”.

El subdirector del Programa de Emergencias de Unicef, Eric Laroche, dijo aquí a su regreso de Haití, que para los niños enfermos o heridos las posibilidades de recibir atención médica son casi inexistentes.

Los indicadores de salud infantil ya eran alarmantes antes de la crisis: el 30% de niños sufría malnutrición crónica, el 17% tenía malnutrición aguda y el 21% presentaba bajo peso al nacer, reflejo de la mala alimentación de las madres durante la gestación.