El psiquiatra y escritor Carlos Castilla del Pino ingresó este domingo en la Real Academia Española (RAE), la "Casa de las Palabras", como a él le gusta llamarla, con un discurso sobre la facultad reflexiva del ser humano en el que dejó sobradas pruebas de sus amplios conocimientos teóricos y de su maestría narrativa.
 
El científico, de 81 años, ocupa desde estedomingo en la RAE el sillón "Q", que quedó vacante tras la muerte del académico y novelista Camilo José Cela.
 
El nuevo académico se refirió en su discurso, "Reflexión, reflexionar, reflexivo", a la doble biografía que poseen los seres humanos: la pública, "la que se escenifica ante los demás", y la íntima, "la fantaseada, la de nuestros deseos aún o quizá por siempre insatisfechos, la de los sueños y ensueños".
 
"Gracias a la vida de la fantasía, forma figurada del deseo, podemos soportar esa otra vida a la que habitualmente reservamos el calificativo de real, la vida social, preñada de frustraciones, errores, desengaños y sufrimientos, aunque a veces, entreverada de éxitos, depare pasajero júbilo", indicó. 
 
Ante los numerosos asistentes que abarrotaban el salón de actos, el nuevo académico añadió que "la fantasía, que nadie lo dude, es la ortopedia del sujeto".
 
Pues bien, ni en su fantasía este prestigioso psiquiatra se había imaginado que llegaría a ser académico de la Lengua y que la "Casa de las Palabras" le abriría sus puertas, según confesó.
 
Castilla del Pino recordó el tiempo en que conoció a Cela, allá por 1946 en el Café Gijón de Madrid, al que cada tarde acudía el autor de "La familia de Pascual Duarte" para participar en una tertulia, y al que el joven médico iba para traducir del alemán una obra del psiquiatra Victor von Weizsacker.
 
"El habla, como la escritura de Camilo José Cela, eran ya contundentes" por esa época, y una tarde, el novelista se dirigió a Castilla del Pino, sentado en una mesa próxima, y le preguntó a qué se dedicaba "tan afanosamente".
 
Cuando se lo explicó, Cela le dijo: "Me parece muy bien que trabaje. Como usted sabe -y si no lo sabe, se lo hago saber yo-, este es un país de holgazanes; aquí no trabaja ni Dios, porque el que trabaja es considerado imbécil. Siga trabajando."
 
Tras esa anécdota, el nuevo académico afirmó que la vocación de Cela fue la de "ser un clásico", y en cada novela suya hay "una sostenida búsqueda de nuevos caminos expresivos para dar forma a visiones de la realidad que ya no pueden acomodarse a los viejos modelos del realismo tradicional".
 
La capacidad de "prever" y "prevenir" la realidad que tiene el ser humano -"dos verbos que dan cuenta de una tarea de tal relevancia que, sin ella, no podríamos literalmente sobrevivir"- y la facultad de reflexión que posee, ya sea prospectiva, actualizada o retrospectiva, centró la primera parte del discurso del académico.
 
La reflexión sobre nuestras actuaciones "es la forma más eficaz de aprendizaje del adulto" y permite "corregirse uno a sí mismo", conocerse y tomar "conciencia de sí mismo", diría Castilla del Pino en su intervención, salpicada de citas de Locke, Hume, Kant, Nietzsche, Brentano...
 
Y también de Cervantes, que puso en boca de don Quijote el siguiente consejo a Sancho: "Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que pudo imaginarse".
 
Al discurso de Castilla del Pino contestó, como es tradicional en estos actos, el académico José Luis Pinillos, quien afirmó que el nuevo académico ha cumplido el mandato de Horacio: "sapere aude", atrévete a saber.
 
"Y lo ha cumplido con creces, no sólo porque se atrevió a saber, sino porque además se atrevió a decir lo que sabía", dijo.
 
Castilla del Pino ha publicado libros como "Un estudio sobre la depresión", "La incomunicación", "Cuatro ensayos sobre la mujer", "El delirio, un error necesario" o "Pretérito imperfecto", la primera parte de su autobiografía.