La juventud, sin que tenga absoluta razón en lo que cuestiona, suele ser más aguda en sus estimaciones.

En educación, todo lo que se haga debe confluir a mejorar la influencia sobre los menores.

Quizás convenga darle más espacio a la enseñanza de motivos históricos de la vida ecuatoriana, que tengan que ver sobre todo con el respeto a los símbolos patrios.

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De ese modo se recuperará parte de la energía cívica que se quiere incentivar en estos actos, y contra la cual conspiran rutinas y cansancios, así como el considerable volumen de estudiantes que acude.

Un cambio razonable ayudará a canalizar de modo positivo las observaciones que ocasionalmente se han hecho, y evitará que se deterioren los valores cívicos, cuyo florecimiento en la juventud es de primordial importancia.