Tiene 18 años y representa a Guayas. Estudia Educación Especial y toca la flauta traversa.
Un viejo video que guarda su padre y en el que se la ve de 12 años disfrutando de su fiesta de fin de año junto con sus compañeras de sexto grado del colegio Nuevo Mundo refleja su carisma ante las cámaras. “Desde pequeña fue así.
Llamaba al camarógrafo o al fotógrafo y solo sonreía”, expresa Geovanny Zunino, el progenitor de Irene Andrea Zunino García, una esbelta y alta guayaquileña (mide 1,74 metros) que es una de las catorce candidatas a Miss Ecuador 2004.
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A esa misma edad comenzó también a deslizar sus delgados dedos para entonar partituras con la flauta traversa, un instrumento musical que es otra de sus pasiones.
“Aunque mi verdadero pasatiempo es compartir con los niños y cuidarlos”, acota. Y así lo hizo un año y medio después cuando nació su último hermano: Pedro José.
Allí acogía el papel de madre del pequeño cuando su mamá, Mónica García de Castro, se iba con su esposo a un compromiso en la noche. “Ella le cambiaba el pañal, le enseñó las primeras canciones y hasta a nadar”, manifiesta su progenitora.
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Irene se define como una mujer alegre que no llora con facilidad. “Quizá sea porque el accidente de mi papá me hizo más fuerte”, afirma.
Precisamente ese es el hecho más negativo que recuerda de su infancia. “Tenía 10 años y fue muy duro porque mi padre quedó paralítico”.
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Actualmente, con 18 años, interrumpió sus clases en el Conservatorio Particular de Música Sergei Rachmaninov, y por ello ha perdido “un poco” la rapidez y precisión para entonar marchas con la flauta, por falta de práctica. “Hay que ser constante y tuve que dejar mis clases para enfrentarme a una nueva meta”, afirma la joven de larga cabellera rubia y cejas delineadas.
Irene es una persona de retos: va a segundo año de educación especial en la Universidad Casa Grande de Guayaquil, una carrera de por sí difícil pero que la escogió porque adora a los infantes.
“Trabajar con niños normales es complicado pero los menores con discapacidad mental requieren de mucha más atención”, expresa.
Entre sus fortalezas incluye la educación que le han brindado sus padres. “Una enseñanza en valores en la que me han inculcado la importancia del estudio y la solidaridad”.
Algo que ha influenciado su vida y sus ganas de ayudar, “sobre todo a los que viven en las zonas rurales del país, porque allí las necesidades son apremiantes”, sostiene con voz clara y convencida.
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Desde antes de inscribirse en el certamen se interesa en el estudio de los problemas políticos y sociales del país y en la importancia de promover el turismo. “Tenemos espacios fabulosos, playas, nevados, selva y archipiélagos en un solo país”, asevera.
Habla inglés y conoce Perú, Chile y Estados Unidos. Le encanta bailar ritmos tropicales como el merengue y la salsa, y entre sus platos favoritos incluye todos los que sean con arroz. Con respuestas claras y concisas demuestra su sencillez y naturalidad. Justamente esa es la técnica que aplicará durante el concurso, “seré yo misma, sin caretas.
Pondré todo mi esfuerzo para enriquecerme de nuevas experiencias”, recalca Irene, quien nació el 29 de marzo de 1985.