Para las grandes casas funerarias de Estados Unidos, la muerte no ha sido negocio seguro.
 
Alguna vez favoritas de Wall Street cuando absorbían gran cantidad de casas funerarias independientes, sus adquisiciones en serie las han agobiado de deudas.
 
Al mismo tiempo, los consumidores buscan alternativas como la cremación y los servicios de bajo costo, y la gente simplemente vive más.
 
Mientras las compañías venden, fusionan o cierran propiedades, algunos analistas creen que el incremento en los fallecimientos de los 78 millones de personas de la generación de posguerra -producto de una explosión demográfica- no se traducirá en las ganancias que alguna vez esperaron estas compañías.
 
Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, una persona nacida en 1940 podía esperar vivir 68 años. Para el 2001, esa cifra aumentó a 77.
 
Hace sólo una década, muchos pensaban que el negocio de los funerales sería una forma de obtener ganancias a prueba de recesiones económicas, dijo Joshua Slocum, director ejecutivo de la Alianza de Consumidores de Funerales.
 
Lo que ese modelo no toma en cuenta es que cada vez más consumidores están menos dispuestos a que se metan con sus billeteras y les cobren precios excesivos, dijo Slocum.
 
William Chappell, analista que sigue el desempeño de la industria para Suntrust Robinson Humphrey en Atlanta, dijo que las compañías compraron demasiadas propiedades a precios poco realistas.
 
Las adquisiciones tenían sentido por los precios adecuados y para determinadas propiedades, dijo Chappell.   Pero llegaron al punto en que Wall Street los estaba recompensando por las compras sin prestar atención a lo que estaban pagando por ellas.
 
En 1999 existían cinco compañías funerarias que cotizaban en la bolsa, las cuales tenían 16.000 millones de dólares de capitalización en el mercado y 9.000 millones en deudas.
 
Para el 2002, las cuatro empresas que quedaban tenían una capitalización en el mercado de 2.000 millones de dólares y aún arrastraban una deuda de 9.000 millones, dijo Chappell.
 
Y en el 2001 las compañías se vieron forzadas a volver a declarar sus ganancias debido a un cambio contable a nivel federal. Antes de eso, contabilizaban inmediatamente los ingresos de contratos funerarios a futuro. Pero después del cambio, esas ganancias ya no podían ser contabilizadas hasta que no se realizara el funeral.
 
Una empresa que alguna vez fue líder del sector, Loewen Corp. de Canadá, se declaró en reorganización por bancarrota y se convirtió en el Alderwoods Group, de menor tamaño.
 
Stewart Enterprises Inc., con sede en el suburbio de Metairie, en Nueva Orleáns, eliminó 300 puestos de trabajo y dijo que vendería o cerraría 10 pequeñas casas funerarias y cementerios.
 
Slocum cuestionó que un   enfoque para las masas, aunque muy exitoso en algunas ventas al menudeo, fuese efectivo en el negocio de los entierros.
 
La industria de los funerales es un negocio muy personal, con relaciones personales con las familias que tratamos, dijo Mark Musgrove, presidente de la Asociación Nacional de Directores de Funerales.
 
Otro factor es el precio. Slocum dijo que actualmente el costo promedio de un funeral en Estados Unidos oscila entre los 5.000 y los 6.000 dólares, si el cliente quiere una tumba, un ataúd, ser embalsamado y limusinas para los deudos.
 
Uno no tiene que comprar nada de eso, dijo.
 
Y eso es lo que hacen cada vez más consumidores. Según cifras de la Asociación de Cremación de Norteamérica, el porcentaje de cremaciones ha aumentado del 3,5% en 1960 a casi el 28% actualmente.
 
Musgrove, propietario de una casa funeraria y de un crematorio en Eugene, Oregón, dijo que la creciente popularidad de la cremación está basada en factores de costo, desde 300 dólares para los más económicos hasta 2.500 para los más caros, y en la tendencia de las familias a vivir cada vez más lejos unos de otros.
 
Cuando uno no vive en la misma zona no tiene familiares alrededor y cuenta con un número limitado de amigos. Las familias toman eso en cuenta y no ven el valor de tener una cripta familiar, dijo Musgrove.
 
Slocum señaló que muchas familias que no eligen la cremación están analizando más atentamente los funerales no tradicionales, que según considera representan el regreso a una época anterior en Estados Unidos, cuando el ataúd se compraba al carpintero local, los familiares lavaban el cadáver y el difunto era velado en el hogar.
 
Musgrove dijo que su casa funeraria, al igual que muchas otras, está proporcionando servicios para familias que quieren diseñar su propio funeral.
 
Por ejemplo, Musgrove ha renovado su capilla para darle un toque más secular, incluyendo las mesas de banquetes, una cocina, equipo para ver fotografías y micrófonos portátiles.
 
En gran parte, lo que la industria llama un funeral tradicional en realidad es una tradición creada con fines comerciales, principalmente a partir de la década de 1950, dijo Slocum.