Para mí entender nuestra policía frustró el seguimiento investigativo que hacía, con o sin permiso de nuestras autoridades, la CIA y los policías colombianos, para apresar en Ecuador a gran parte de la plana de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), al apresar a su importante miembro y dejar libre a su compañera e hija, por no tener papeles de identificación.

La guerrilla colombiana ha convertido a nuestra patria en su santuario, y nos visita periódicamente para descansar, curar sus heridas, abastecerse de armas, vituallas, o realizar “negocios” que le permita lavar su dinero y reclutar elementos afines a sus ideales y planes de expansión.

La siguiente fase del Plan Colombia, acción bélica, nos involucra excesivamente, lo cual obliga a nuestro Gobierno a tomar medidas inmediatas, será polémico y costoso, pero si calculamos que los problemas enfrentados hasta hoy son mínimos y sin añadir el narcotráfico vinculado a la guerrilla, el esfuerzo y su elevado costo serán recompensados con la invalorable tranquilidad y respeto que se logren.

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Fernando Renella Coll
Guayaquil

Seguimos sin hacer nada. La muerte de Patricio Campana, funcionario de Petrocomercial, debe alertarnos sobre cómo está enquistado en nuestra sociedad el mal procedente de Colombia.

Si no están involucrados delincuentes colombianos en secuestros y narcotráfico, ahora lo están también en el robo de gasolina, como lo determinaron los investigadores policiales al arrestar a uno de esos extranjeros el año pasado.

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¿Cuándo el Gobierno va a tomar en serio el control de delincuentes que entran y se pasean por nuestro territorio?

En vez de perder el tiempo en politiquerías que no tienen ningún beneficio para el país, el Ecuador debería de inmediato detener este problema.

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Víctor Lucero
Hackettstown, EE.UU.