La lírica al fiasco más grande del mundo, nació como una idea “grandiosa”: romper un récord Guinness con la composición humana de un poema.
Eso se promovió con el fin benéfico de recaudar fondos para construír un hospital del Innfa (Instituto Nacional del Niño y la Familia).
Hasta ahí todo iba de maravillas, pues el entusiasmo que pusieron miles de estudiantes de Quito para ese acto fue enorme y sin precedentes.
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El viernes 30 de enero, el día del gran acontecimiento, desde las 08h00 empezaron a llegar los buses repletos de colegiales a la autopista de la Mitad del Mundo. El tiempo pasó y pasó, hasta que después de tres horas de espera bajo un sol canicular, comunicaron a los encargados de los colegios que el acto se suspendía “por culpa de los estudiantes”.
¿Acaso eso no fue una burla? ¿O simplemente fue una broma? Los más de veinte mil estudiantes citados, no salían de su estupor, abrumados y desencantados con la noticia.
Nunca se aparecieron los monitores, ni las carpas que prometieron los organizadores para la coordinación y ejecución del “poema humano”.
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¿Hasta cuándo debemos seguir sufriendo improvisaciones de “eventos” con carácter cívico y tinte político?
Como educador siento pena de situaciones así, porque terminan calando hondo en la conciencia de los jóvenes y acrecienta el descrédito en el país. Frases como: “Aquí no se puede hacer esto”, o “nada nos sale bien en Ecuador”, fueron expresadas por los chicos.
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A lo mejor resultó ser un “éxito en lo económico”, pues el costo de las camisetas logró el objetivo de recaudar fondos para la obra benéfica; pero el medio usado para ese fin, irresponsable e inconsciente, no hace más que corroborar que nuestro país sigue siendo del Tercer Mundo, subdesarrollado, debido a autoridades y gobernantes irresponsables.
Jorge A. Balladares Burgos
Quito
La diputada y Primera Dama del país ha declarado que los nefastos resultados del famoso “poema humano”, son de su total y absoluta responsabilidad.
Naturalmente que es muy buen signo el hecho de que ella lo acepte, porque además, cómo negarlo. Pero hay que reflexionar un poco más allá: No es suficiente reconocer la falla; hay que asumir sus consecuencias, que en este caso son desde económicas hasta morales.
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Doy unos ejemplos, deberá responder a título personal por: los costos de movilizar los vehículos del Ejército; los gastos de los padres de familia en las casas asistenciales a donde llevaron a sus hijos deshidratados, golpeados, con insolación...; el rubro que económicamente representó todo el tiempo que los 28.000 estudiantes dejaron de estudiar para salir a “ensayar” una insensatez.
Y así, la lista continúa, pero lo realmente lamentable son los daños irreversibles: pérdida de tiempo de toda la gente que fue convocada; pérdida del respeto y credibilidad al Gobierno; el ridículo que como país hemos hecho ante el concierto de naciones con el “¡récord en reventar globos!”, etcétera.
La diputada y Primera Dama se equivocó como humana, pero tiene la obligación moral de asumir las consecuencias, y ofrecer disculpas a los 28.000 estudiantes y a sus familias porque fueron irrespetados, como a los 6 millones de ecuatorianos que fuimos ridiculizados. No es suficiente declararse responsable (culpable) también hay que tener entereza para solventar esa responsabilidad.
Paquita Calderón A.
Guayaquil
¡Formar letras de un poema con cuerpos humanos! ¿Eso es genial?
También veamos la ingenuidad de ciertos colegios y maestros que se prestaron para algo así, y expusieron la seguridad de tanto menor de edad, por algo ridículo, vergonzoso.
José Carvajal
Quito