Varias horas después de que se escucharan las últimas señales de vida, los equipos de rescate rastreaban este martes las aguas heladas de la costa noruega en busca de 16 miembros de una tripulación principalmente filipina, desaparecidos después de que su buque zozobrara en aguas poco profundas.
 
Dos cuerpos fueron recuperados del Mar del Norte después del accidente del lunes, y 12 miembros de una tripulación de 30 fueron rescatados con vida, incluyendo tres rescatados durante la noche por un agujero abierto en el casco del barco de carga noruego "Rocknes".
 
Los hombres atrapados habían sido escuchados dando golpes y gritando desde dentro durante casi siete horas después de comunicarse por primera vez con los equipos de rescate mediante una nota garabateada pasada a través de una pequeña abertura.
 
Pero el martes por la mañana, los equipos dijeron que llevaban varias horas sin captar señales de vida desde dentro del barco de 166 metros.
 
"En este momento, no creo que podamos encontrar más supervivientes en el barco", dijo el portavoz de la Policía de Bergen, Trygve Hillestad. "No hay esperanza para la gente que está en el agua, está muy fría, alrededor de seis grados bajo cero", agregó.
 
El agujero abierto en el casco se había cerrado porque los equipos de rescate querían mantener todo el aire posible dentro del barco, para estabilizarlo y mantenerlo flotando, declaró.
 
El "Rocknes", con una tripulación de 24 filipinos, tres holandeses, dos noruegos y un alemán, llevaba rocas a Alemania cuando naufragó en aguas poco profundas poco después de abandonar el puerto de Bergen, en el suroeste de Noruega.
 
Odd Kjaergaard, que fue testigo del desastre a través de unos prismáticos, dijo a una cadena de televisión noruega: "De repente volcó en cuestión de segundos. Los equipos de rescate estaban allí un minuto después".
 
Las autoridades no revelaron las nacionalidades de los fallecidos, pero un responsable de un hospital dijo que los 12 supervivientes eran ocho filipinos, los tres holandeses y un noruego.
 
El barco se hundió a menos de cien metros de tierra, y fue acercado después a la orilla para facilitar las labores de rescate.
 
"Es incomprensible. El barco sólo tenía tres años y la tripulación tenía mucha experiencia", dijo a periodistas Atle Jebsen, presidente de la compañía propietaria del buque, Jebsen Management. Añadió que se desconocían las causas del accidente.
 
El barco había sido revisado por las autoridades marítimas noruegas el año pasado, dijo Jebsen.