Los fiscales se preparaban ayer para una nueva fase en su investigación sobre un fraude multimillonario en la empresa alimentaria italiana Parmalat, que incluirá más interrogatorios.

La indagación sobre uno de los mayores escándalos corporativos mundiales se amplió el miércoles pasado, cuando la Policía arrestó al presidente de la filial italiana de la empresa de contabilidad Grant Thornton, Lorenzo Penca, y a su socio, Maurizio Bianchi, junto con otros cinco funcionarios y abogados de Parmalat.

Esas siete personas fueron detenidas en Milán, Parma y Como, bajo sospecha de que contribuyeron a la bancarrota de la empresa mediante la falsificación de su contabilidad y el fraude. Hasta ahora no han sido acusados oficialmente de delito alguno.

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Los fiscales, que tratan de determinar el paradero de unos 12.500 millones de dólares faltantes en Parmalat, tienen programado interrogarlos hoy, después del feriado por el Año Nuevo.

Los investigadores de la ciudad de Parma, que está próxima a las oficinas centrales de la empresa, también esperan recibir la información que han solicitado a varios bancos de Estados Unidos y de América del Sur.

El primer apresado por este caso fue el fundador de Parmalat, Calisto Tanzi, mientras que el miércoles se emitió una orden de arresto contra Giovanni Bonici, jefe de las operaciones de Parmalat en Venezuela.

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Bonici es una de las siete personas acusadas por el juez italiano Pietro Rogato, de complicidad con el ex presidente Tanzi, de 65 años, en el desfase contable de más de 10.000 millones de euros (unos 12.500 millones de dólares) que llevó la empresa a la quiebra.