Escuché en un programa televisivo a un cantante quiteño contar anecdóticamente que cuando interpreta este pasillo en Perú, le dicen que es peruano; en Colombia, que es colombiano; y así, sucesivamente citando que todos somos América y dada su condición de embajador musical, lo comprendía.

Con el único afán de incentivar en cada uno de nosotros el orgullo por lo ecuatoriano, creo que sí debemos destacar cuantas veces sea necesario, que El aguacate es nuestro y fue compuesto en el año 1930 por el quiteño César Guerrero Tamayo.

Si hay algo que inyectar a nuestras nuevas generaciones, es afecto y orgullo por lo nuestro. Ya tenemos invadidas las fronteras con foráneos, los hogares con programas televisivos extranjeros, el comercio con productos afuereños. ¡No permitamos que hasta pretendan quitarnos nuestras joyas musicales!

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Dra. Ma. Elena Caballero
Guayaquil