El ex sindicalista Luis Eduardo Garzón asumió ayer la alcaldía de Bogotá, el segundo cargo más importante de Colombia tras la presidencia y que nunca antes había sido ocupado por un líder de izquierda.

Conocido popularmente como “Lucho”, Garzón, de 52 años y elegido el pasado 26 de octubre con una alta votación, reemplazó al filósofo y matemático Antanas Mockus, y regirá los destinos de la capital hasta el 2008.

El carismático ex presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), principal agremiación sindical colombiana, y líder del Polo Democrático Independiente (PDI), un movimiento que llegó al escenario político en el 2002, se convierte así en el primer alcalde de izquierda en Bogotá, un hecho inédito en un país que en los últimos 180 años fue gobernado exclusivamente por los partidos Liberal y Conservador.

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Con su llegada a la alcaldía bogotana quedó planteado un esquema sin precedentes en Colombia: el de un izquierdista en el segundo cargo público más importante del país y un político de derecha en la presidencia.

Por tal razón el nuevo alcalde, cuyo movimiento aglutina a ex guerrilleros, indígenas e intelectuales, ha señalado que el “principal escenario de concertación” será con el jefe de Estado, quien mantiene una alta popularidad y le felicitó por su elección.

De origen humilde y amigo del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, Garzón ha prometido implantar un modelo de ciudad que dé prioridad al desarrollo social de los pobres, lo que, según él, marcará una gran diferencia con administraciones recientes que privilegiaron la modernización de Bogotá.

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Junto a Garzón se posesionaron ayer en todo el país los alcaldes de más de mil municipios y los gobernadores de 32 departamentos de Colombia, país que vive una guerra interna de 40 años y cuya economía ha empezado a crecer tras una profunda recesión.