El papa Juan Pablo II pidió el viernes “perseverancia y amor” a las comunidades cristianas que sufren persecución en distintas partes del planeta por la intolerancia religiosa. El llamamiento coincidió con la festividad de San Esteban Protomártir, primer discípulo de Cristo que derramó su sangre a causa de su fe cristiana, que fue lapidado y “murió perdonando a sus asesinos”, dijo el Pontífice.
Durante el rezo del ángelus, ante varios miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa recordó que la muerte de los mártires “es un nacimiento al cielo” y por ello la Iglesia rinde homenaje a la figura de San Esteban al día siguiente de celebrar la Navidad.
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Recordó que el propio Jesucristo dio su vida para que los cristianos “estemos dispuestos a ofrecer la nuestra por amor al prójimo”. “Quiero recordar en especial -dijo-a las comunidades que son perseguidas y sufren debido a su fe. El Señor les conceda la fuerza de la perseverancia y la capacidad de amor, incluso a aquellos que les hacen sufrir”.
Igualmente, el Pontífice invocó la protección de la Virgen María para acompañar el camino de todos los cristianos “desde el bautismo a la muerte” y les ayude a ser en toda ocasión “testigos de Cristo”.